Desafíos
¿Cuáles son los desafíos del liderazgo en las empresas? Hoy y mañana. ¿Qué líderes necesitamos? En estas páginas encontrarás el puntapié inicial de nuestra propuesta y una reseña bibliográfica para alimentar la reflexión. “Desafíos” fue la idea de un newsletter primero, la de un blog después y finalmente la de una mesa de debate. Hoy esperamos que sea todo eso junto.

prácticas

21/11/17 Reflexiones # , , , , ,

Backfeed

– “Le das realmente mucha importancia si dejas que controle de ese modo
tu vida”, le dije. Y él: “¿Te gustaría saber si quiero oír lo que me estás diciendo?”

– ¿Dijo eso?

– No. Me lo hizo saber.

(Doctor Wayne W. Dyer y Lua Senku, Diálogos / Rabia, Sergio Bizzio)

 

Hace poco leí un artículo sobre “feedback” y la importancia de que ocurra más a menudo. En líneas generales, la publicación apuntaba a que no estamos preparados para recibirlo. Ni las personas, ni las organizaciones.

Sospecho que no siempre hacemos un uso adecuado del significado real de la palabra, y en ese sentido, el texto me dejó pensando en que sería bueno dar vuelta el punto de vista y preguntarnos ¿cómo damos feedback? Tal vez viene de allí el indicio de no ser buenos receptores de la opinión ajena sobre nuestro accionar.

Tomemos como definición sintética la capacidad de un emisor para tomar reacciones de el o los receptores y modificar su mensaje, de acuerdo con lo recogido y de manera constructiva. Sería algo así como la retroalimentación que implica la constante inversión de roles entre emisor y receptor para generar una transformación que desemboque en una resolución satisfactoria

El artículo plantea que “una forma madura” de recibir feedback, es verlo como un regalo antes que atravesarlo como un momento incómodo. Ahora bien, probemos tomar esta propuesta y la definición que acabamos de esbozar, para pensarlo al revés y llevar adelante la instancia de dar esa devolución. ¿Tomamos – como personas o como organizaciones – una postura propositiva? ¿Somos proactivos? ¿Nos esforzamos para ser creativos y tomar lo bueno del otro, del trabajo del otro, del comportamiento del otro, de los resultados del otro, para proponer algo todavía mejor, para guiarlo a una salida fructífera? ¿Enunciamos buenas preguntas que disparen reflexiones? O ¿nos paramos en posturas desafiantes, siendo reactivos, exaltando los aspectos negativos, adjudicándonos los permisos sobre lo que está mal y lo que estaría bien basados en verdades absolutas que ponen freno al proceso creativo? Continuar leyendo

03/10/17 Relatos # ,

Reclutamiento y selección

Reclutamiento y selección

José llamaba en vacaciones. Tenía ese talento especial. No es que no llamara durante las horas laborales. Lo hacía también y repetidas veces. Pero tenía esa particular disposición del ánimo para intervenir mis vacaciones o feriados… Carla lo recuerda bien porque solía preguntar mientras armábamos las valijas: ¿“este año José viene con nosotros”?

José es el gerente de un área de negocios de la empresa donde trabajo. Y yo le brindo entre otros servicios, el de “reclutamiento y selección” de personal, es decir, lo asisto en el armado de sus ejércitos…

Reclutamiento y selección son dos procesos lineales y consecutivos. Sístole y diástole, expansión para la contracción, de supernova a enana blanca… En el Reclutamiento, los técnicos amplían la base de referencias, sondean las fuentes donde abrevan los candidatos, levantan las piedras y las alfombras en búsqueda frenética. Y para ello utilizan múltiples herramientas. Desde libretas donde otrora registraran nombres y perfiles hasta internet que no es sino la libreta donde los propios candidatos exponen sus características. Desde concurridas Ferias de empleos hasta llamadas confidenciales a deshoras y en tono cautivador. Pero ya en la Selección, la búsqueda se concentra sobre “los mejores”, los más aptos para la posición, quienes de a poco van cobrando poder en la dinámica del conocimiento mutuo, hasta que al final, allí está, “here it is, the One and Only, ladies and gentleman… the Oscar goes to….”

José es un clásico cliente de Procesos de reclutamiento y selección, moviéndose entre las coordenadas del “Guía de Turismo” o el “Paladar Negro”. Es decir: cuando tiene ya identificado a quien él cree que es “The One and Only”, lo único que demanda del rol de su proveedor es la instrumentación administrativa del alta del Elegido. O sea, se calza el traje de “Guía de turismo”. Vengan, suban, saquen fotos, bajen. En general, con un “Guía de turismo” no hay espacio para ningún tipo de aporte profundo, de decantación del conocimiento o de articulación del aprendizaje. Y entre otras cosas, esto ocurre porque usualmente el “Guía de turismo” no es un antropólogo, ni un filósofo, ni un historiador, y no podrá contestar reflexivamente ninguna cuestión que implique un replanteo estratégico.

  • José, ¿y si en realidad necesitamos una persona alternativa con otro perfil?
  • No.
  • ¿Hay una oportunidad para repensar la posición?
  • No.
  • ¿Una evaluación diferente sobre la necesidad real de cubrir la posición o una solución alternativa que no es precisamente una incorporación?
  • No.

“No sé lo que quiero, pero lo quiero YA!!!”, decía el Gran Luca. Así que no importa mucho si Stonehenge fue un monumento astronómico o un tótem a la inmortalidad del alma. Vengan, suban, saquen fotos y bajen.  Y no me hagan perder tiempo!!!

Sin embargo, si no está ya identificado el “ganador del Oscar al Ingreso del Siglo”, entonces el cliente descubre que tiene “Paladar Negro” y pide la incorporación de Robert Redford para fungir de cadete y propone como fecha de cobertura pasado mañana…

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11/07/17 Reseñas # ,

La sanción post panóptica I

Resumen de “Hacia una economía post-fordista del castigo: la nueva penología como estrategia de control post-disciplinario”- Alessandro de Giorgi – Universidad de San José (Estados Unidos)

 

“El sistema económico que los criminólogos estudiaron y relacionaron con las políticas penales estaba basado en el modelo fordista de producción: un sistema caracterizado por industrias de producción masiva, asistencia social extendida, desempleo reducido y bajos niveles de flexibilidad laboral.

En este sentido, los treinta años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial estuvieron caracterizados por una coherencia intrínseca entre prácticas penales y políticas socio-económicas. La prisión correccional y la fábrica taylorista, la filosofía de la reinserción y el desarrollo de la asistencia social, baja tasa de encarcelamiento y bajo desempleo: todas estas características encuentran cierta coherencia dentro de un modelo inclusivo de ciudadanía social basada en el trabajo asalariado.

En los últimos treinta años, hemos sido testigos del proceso de transformación de las economías occidentales, caracterizado por el ocaso del modelo industrial (fordista) y por la emergencia de nuevas relaciones de producción.

Cada vez menos personas trabajan estable y sólidamente, y más están formalmente “desocupadas”o bien prisioneras de la “economía informal”. Al mismo tiempo, asistimos a un incremento constante del número de actividades (tradicionalmente fuera-del-mercado) que están ahora cada vez más mercantilizadas.

El control penal funcionó en el modelo fordista como una máquina disciplinaria cuyo objetivo era vencer la resistencia de la fuerza de trabajo, cubrir sus déficits, imponer su cooperación con el sistema de producción,y promover el auto-control.

Los dispositivos de poder y control disciplinarios necesitaban ser activados productivamente porque había una improductividad social difundida, una dispersión latente de recursos y una falta de cooperación productiva. Aquí, las relaciones capitalistas de producción necesitaban producir la fuerza de trabajo, prepararla para la cooperación para la que parecía inapropiada, descalificada, insuficientemente socializada y a menudo explícitamente reacia. Continuar leyendo

09/05/17 Reflexiones # , ,

Institucionalidad y mérito

Cuando un médico no encuentra un diagnóstico más preciso para encuadrar las dolencias de su paciente, siempre puede invocar uno de estos dos recursos: “estimado señor, lamentablemente usted padece los efectos de un virus” o “bien puede ser el stress que está sufriendo”. Y difícilmente se equivoque, pues en el fondo ¿quién puede proclamarse absolutamente libre de alguna de estas influencias (o de ambas contemporáneamente)? De la misma forma, ante un problema complejo que no termina de definirse, la tentación es encuadrarla como: “un déficit de educación”. En la vida social de los argentinos cualquier cosa admite ser configurada bajo la generosidad de este argumento: el crimen organizado, la entradera nocturna, la derrota del seleccionado, el corte de calles basado en reclamos genuinos, el piquete deslegitimado, el saldo negativo de la balanza comercial, la deuda externa o el pico de consumo de energía provocado por la nueva ola de calor. Y por supuesto que una mejora sustentable de la calidad educativa en el marco de un programa que permitiera alcanzar plena inclusión como punto de partida y garantizar terminalidad de los estudiantes como punto de llegada, mejoraría notablemente cualquier ámbito de la vida en sociedad en algún horizonte de tiempo. Pero si tuviera “una sola bala” para promover cambios de corto plazo en nuestra tan errática experiencia de discontinuidades, iría por otro camino, pues tengo la sospecha de que la recurrencia de conflictos proviene de una cuestión mucho más cercana: la debilidad institucional y la ausencia de una cultura meritocrática para la promoción.

En “La Construcción social de la realidad”, Berger & Luckman cuentan maravillosamente la génesis de las instituciones. Una vez acuerdo solidario para la supervivencia de la comunidad, las instituciones comienzan a revelarse como “dato” para las nuevas generaciones, que las perciben como eternas y permanentes a través de la socialización. La comunidad garantiza así la continuidad de su experiencia: aquello que alguna vez aprendió que es necesario para supervivir. Los miembros que demuestran mayor pericia son quienes portan el ADN de la subsistencia, y así, a través del éxito de ellos, el grupo expone su propia capacidad de reproducción, vigencia y sostenibilidad (para usar una palabra que Berger & Luckman desconocían).

¿Por qué será que los argentinos inventamos la pólvora a cada paso? A veces es nuestro propio afán de creatividad que nos juega una mala pasada. Volver siempre al punto de partida, como si no hubiera aprendizaje adquirido en nuestras instituciones ni en sus representantes más expertos, no nos permite crecer. Me pregunto qué pasaría si los argentinos usáramos todo el capital social ya adquirido sin procurar nuevas invenciones y nos comprometiéramos a recompensar con el crecimiento solo a quienes demuestran competencia suficiente. En la policía, en la escuela, en el ejército, en la empresa, en el hospital, en la iglesia, en el club de barrio, en el partido político o en la asociación civil, una simple premisa: Institucionalidad y mérito para no caer en la trampa de diagnosticar todos los males como un problema de educación.

09/05/17 Reflexiones # , ,
14/03/17 Ideas # , , , , , ,

Enseñar lo que no se sabe

Enseñar lo que no se sabe

Peter Senge es profesor del MIT y uno de los cincuenta pensadores más influyentes del mundo en el ámbito de la gestión empresarial. Tras el éxito en diferentes universidades de Estados Unidos de su best-seller La Quinta Disciplina, incursionó en el campo de la educación. Publicado en 1990, el libro contiene las claves para hacer competitiva cualquier institución a través de una estrategia de aprendizaje. En 1991, Senge fundó la Society for Organizational Learning (SOL), una red de innovación en el aprendizaje en la que participan más de 19 empresas y organizaciones y mil escuelas públicas y privadas de diferentes parte del mundo. Sigue un extracto de una conversación que mantuvo con el diario El País en enero del 2017 acerca de estos temas.

Pregunta. ¿Cuáles son las principales transformaciones que debe afrontar la escuela?
Respuesta. Lo más importante es que llegue el final de la escuela tal y como la conocemos. Todos hemos ido al mismo tipo de colegio, no importa si el centro educativo está en España, Reino Unido o China. La fórmula siempre es la misma: los profesores tienen el control y los alumnos no son proactivos. Nadie sabe a ciencia cierta cómo debería ser, de hecho no creo que haya un modelo único, pero sí un principio claro: adultos y niños aprendiendo a la vez. La idea de que los profesores tienen las respuestas y por eso lideran el aprendizaje ya no sirve, nadie sabe cómo se resolverán los problemas que ya nos afectan hoy, como, por ejemplo, el cambio climático. Los niños lo saben y por eso no se enganchan a la escuela, porque el profesor actúa como si tuviese todas las respuestas. El aprendizaje en el colegio se centra en evitar cometer errores. El contexto autoritario dentro de la escuela es tal que los chicos solo quieren complacer al maestro.

P. ¿Cómo puede funcionar una escuela pretendiendo que alumnos y profesores tengan los mismos intereses?
R. Los docentes tienen que crear nuevas fórmulas pedagógicas para que los niños aprendan cosas sobre las que no hay respuestas claras. Singapur comenzó en el año 2000 su proceso de transformación del modelo educativo y el eje fue crear un entorno en el que todo el mundo aprendiese: profesores, alumnos y padres. Supuso un cambio radical, teniendo en cuenta que habían heredado el modelo británico, muy profesor-céntrico. El aprendizaje giraba en torno a la figura del experto. Dijeron basta y ahora los profesores plantean retos reales y los estudiantes aportan soluciones. No solo se plantean problemas artificiales para resolver en el aula. A los alumnos les motiva ayudar a su comunidad a ser más efectiva. La forma de hacerlo con un niño de ocho años o un adolescente de 18 es distinta, pero el principio es el mismo. Continuar leyendo

07/03/17 Reseñas # , , ,

Identidades instantáneas y descartables

Resumen del articulo © Zygmunt Bauman. Traducción: Andrés Kusminsky

Los más jóvenes han ingresado a un tipo de sociedad en que la gran mayoría experimenta una condición que antes correspondía solamente a las ‘clases medias’: ellos no se encuentran ante una escasez, sino más bien un exceso de modos de vida entre los que optar, y contemplan los enormes riesgos que conlleva elegir uno de ellos, a expensas de los demás, igualmente atractivos en potencia: los riesgos de tropezar, resbalarse… y caer. Las ansiedades e inquietudes que afligen actualmente a los jóvenes provienen, por un lado, de la aparente abundancia de posibilidades, y por otro, del miedo a tomar una mala decisión.

A diferencia de sus padres y abuelos, criados en la etapa ‘sólida’ de la modernidad, ahora no hay códigos de conducta que puedan enmarcar decisiones recomendadas, y guiar a los que deciden a lo largo de un itinerario simple, una vez que la decisión ha sido tomada. La idea de que dar un paso podría (simplemente podría) ser un error, y de que luego podría (simplemente podría) ser demasiado tarde para contrarrestar las pérdidas que causó, por no mencionar la imposibilidad de revocar esa decisión desgraciada, no dejará de atormentarlos. De ahí, el rechazo hacia todo lo que corresponde al ‘largo plazo’: ya sea proyectar la propia vida, o los compromisos hacia otros seres vivos.

Ante la ausencia de valores durables, acreditados e irrefutables, la evaluación de alternativas sólo puede obedecer el esquema de los bienes comerciales: el modelo de identidad escogida debe ser ‘puesto en venta’ para ‘encontrar su valor’. Una mercancía no tiene valor a menos que haya consumidores, y el valor que tiene, o el que puede adquirir, se mide por el número y la intensidad de su dedicación. El castigo que corresponde al fracaso de encontrar/crear consumidores para la identidad diseñada y empleada es la exclusión: el equivalente social a un tacho de basura. Continuar leyendo

07/03/17 Reseñas # , , ,
01/03/17 Ideas # , , , , , ,

Anyway o los mandamientos paradójicos

Kent M. Keith es un escritor norteamericano, líder en educación superior y continuador de la escuela del “servant leadership”. Nacido en el año 1949 en el distrito de Brooklyn, fue criado en sitios tan diversos como Nebraska, California, Virginia, Rhode Island y hasta Hawaii, donde vive actualmente. Ingresó en Harvard para estudiar Administración pública y luego de graduarse completó su perfil académico con estudios de Filosofía en la Universidad de Oxford. Más tarde obtuvo una licenciatura en Derecho en la Universidad de Hawaii.
En el inicio de su carrera trabajó como abogado y luego como Director de Planeamiento y Desarrollo Económico de Hawaii. Entre 2007 y 2015 fue CEO del “Greenleaf Center for Servant Leadership” primero en Estados Unidos y luego en Singapure.
Siendo aún estudiante en Harvard, a sus diecinueve años, Keith escribió el siguiente poema, titulado «The Paradoxical Commandments». En 1997 a partir de la publicación del libro “A simple path”, una compilación de la obra de la Madre Teresa, se sabría que el poema la había acompañado durante su infancia, colgado en su cuarto, sobre su cama, como inspiración y reflejo del liderazgo al que siempre aspiró.

La gente es ilógica, irrazonable y egoísta.
Ama a la gente de todos modos.

Si haces el bien, se te acusará de hacerlo con intenciones ocultas.
Haz el bien de todos modos.

Si triunfas, ganarás falsos amigos y verdaderos enemigos.
Triunfa de todos modos.

El bien que haces hoy será olvidado mañana.
Haz el bien de todos modos.

La honestidad y la franqueza te hacen vulnerables.
Se honesto y franco de todos modos.

Los más grandes hombres con las más grandes ideas pueden ser derribados por los más pequeños hombres con las más pequeñas mentes.
Piensa en grande de todos modos.

La gente necesita realmente ayuda pero puede llegar a atacarte si los ayudas.
Ayuda a la gente de todos modos.

La gente lucha por los indefensos pero sólo sigue a los que se pueden defender.
Pelea por los indefensos de todos modos.

Lo que cuesta años construir, se puede destruir en una noche.
Construye de todos modos.

Da al mundo lo mejor de ti y el mundo te lanzará un puntapié.
Da lo mejor de ti de todos modos.

07/02/17 Relatos # , , ,

Om Shanti

Sobre la margen oriental del Río más ancho del mundo, justo unos kilómetros más allá de donde ese río se transforma en mar, hay un pueblo costero donde no existe el tiempo. Construido sobre los cimientos de Rocha y jurisdiccionalmente dentro de su provincia, aspira a convertirse en Maldonado. Sospecho que es el propio equilibrio de fuerzas detrás de esa contradicción evidente entre sus posibilidades y sus aspiraciones lo que le concede la dudosa fortuna de mantenerlo fuera de la cronología, imagen difusa de lo que nunca podrá ser.

Yo asisto a esta tragedia con ánimo de vacaciones, fascinado por esa disposición del espíritu que solo se logra luego del séptimo día de descanso, así que me dejo absorber por las historias inconcebibles que florecen en cada esquina. Como por ejemplo la del jefe de vigilancia del barrio, quien jugó la Copa Libertadores del 2005, cuando el Rocha Fútbol Club, por obvio error de la historia, llegó a participar de ella para ser eliminado luego de una serie incontestable de derrotas. O la del creador de la bandera más larga de la Republica Oriental. Un fundamentalista «manyia» de apenas 20 años, que pasó un quinto de su vida creando la insignia de 46 metros de largo, la cual reza, entre otras máximas maravillosas, «Peñarol yo te venero, sos mi religión».

Y hablando de sentimientos religiosos, también está Piero. Guardavidas por oficio, yogui por elección. Nació hace casi cuarenta años en Solymar, allí donde la avenida Gianatassio se hace pueblo, tan lejos y tan cerca de Montevideo. Formado en los ashrams de Sivananda, Piero vive la filosofía que pregona. El desapego, la admiración de la naturaleza, el trabajo sin pretensión de recompensa, la alimentación sana, la meditación y relajación del cuerpo para el control de la mente. Habrá sido la casualidad. O habrá sido la facilidad que tiene el destino para hacer su trabajo en aquellos lugares en los que se suspende el tiempo. La cosa es que terminamos tomando cuatro clases de yoga con el Maestro Piero durante los días que pasamos en la ribera oriental. Imposible no listar al menos las ideas que recorrimos en silencio ritual, mientras aleccionábamos nuestras mentes al rigor del Pranayama, practicábamos el Saludo al Sol, o escuchábamos el mantra para armonizar el séptimo chacra…“Om Shanti”…

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29/08/16 Reflexiones # , , ,

Acerca de las repeticiones

¿Notaron que los chicos piden ver la misma película tantas veces como sea posible? ¿Cómo hacen para creer en lo increíble de un modo que les permita volver a asombrarse cada vez? Pienso que son conscientes de lo que va a pasar, y eso también les proporciona certeza, pero hacen de cuenta que no lo saben y se abandonan a la narración. Escuché alguna vez a un experto en cine comentar que la historia subyacente a las formas clásicas de relato es siempre la misma. En los libros que nos emocionan o las películas que nos inspiran, hay un mismo cuento que se teje contra el fondo de la historia. Es la narración del amor correspondido o no, la de la gesta heroica o la de la pertenencia a un grupo en el cual se juega la propia identidad. Tal vez los niños detectan esa red. Encuentran ese relato de relatos independientemente de la máscara de la historia. En cambio, los adultos, necesitamos que nos cuenten la misma historia universal con máscaras distintas en cada oportunidad. Para creer en lo increíble buscamos un cuento nuevo, más convincente, más real, aunque en la trastienda, nos hable de lo mismo que nos conmovía cuando niños.

Pienso ahora que en la propia infancia de la Filosofía,  el estoicismo desarrolló una concepción metafísica del tiempo que planteaba una infinita repetición del mundo, el cual se extinguía para volver a crearse. El mundo era vuelto a su origen por medio de la “conflagración”, donde todo ardía en fuego. Una vez quemado, se reconstruía para que los mismos actos ocurrieran una vez más en él, sin ninguna posibilidad de variación. Siglos después Friedrich Nietzsche cantaba “Vale Cuatro” y planteaba que no sólo los acontecimientos se repiten, sino también los pensamientos, sentimientos e ideas, vez tras vez, de forma infinita e incansable. Por supuesto, por poética que resulte la noción, ningún modelo científico fue desarrollado aún para comprobar su vehemente postulado.

En el borde de la ciencia en cambio, el psicoanálisis ofrece una forma menos poética pero más pragmática para pensar acerca de las repeticiones. La “compulsión a la repetición” se define como un rasgo patológico, que ocurre cuando el individuo sucumbe a la pulsión de muerte y vuelve a atravesar las mismas situaciones dolorosas: relaciones que lo hacen sufrir, circunstancias que lo angustian, decisiones que le provocan sufrimiento. La buena noticia es que la visión psicoanalítica del mundo deposita en el sujeto la posibilidad de trabajar para burlar o al menos contener la pulsión de repetir su historia triste, mientras la concepción estoicista presenta la repetición como una cuestión fatal e inevitable a la que el sujeto debe resignarse.

El fantasma de la repetición asoma en cada una de nuestras historias personales, así como en la historia de los grupos de los que formamos parte. Desde nuestro barrio, pasando por nuestro ser nacional, hasta la propia identidad como seres humanos. Aparece bajo la consigna de esa narración universal que se adivina contra el fondo de las circunstancias. Se presenta a veces con dramatismo y urgencia, haciéndonos sentir un perfecto “dejá vu”. Hacerse cargo de aquella narración parece ser indispensable para transitarla, sino con éxito, al menos con dignidad. Aunque nunca sabremos a ciencia cierta si somos nosotros quienes la escribimos o si, dictada desde la eternidad, nos incluye apenas como sus partícipes necesarios.

29/08/16 Reflexiones # , , ,
16/08/16 Relatos # , , ,

Rafaela

Rafaela

Podría haber sido Rafaela Silva. La primera hacia la izquierda. O quizás la segunda. Pero la fotografía tiene dieciséis años menos de lo necesario para mostrarnos a una Rafaela de menos de diez. Y no fue tomada en Cidade de Deus, donde Rafaela nació, creció y continúa viviendo, sino en Mangueira.

Así que lo que se ve en el fondo es el Maracaná, donde se celebra la inauguración de los Juegos Olímpicos que festejan el valor de la igualdad entre los hombres. Apenas trescientos metros abajo de este punto de la colina, desde donde la Rafaela que pudo haber sido mira los flashes de una inauguración que no termina de comprender. Rafaela, que hace dieciséis años veía desde Cidade de Deus la inauguración de Sidney, hoy desfila en el Maracaná. Es su segundo desfile olímpico de inauguración. El anterior lo vivió en Londres, donde compitió en judo, hasta cincuenta y siete kgs, para perder el bronce y ser insultada inmediatamente vía Twitter por un vecino: «os macacos tem que ficar na gaiola», le había dedicado tras la derrota el anónimo compatriota. Y Rafaela se juró contestar cuatro años después.

Aún no sabe lo que va a suceder. Desfila camuflada en una delegación de más de cuatrocientos atletas. Sabe sí, que Brasil atraviesa una tormenta social y no puede darse el lujo de perder medallas esta vez, pero también sabe que ella no es favorita. Al menos no tanto como Sarah Menezes. Que no está aquí en este desfile inaugural porque compite mañana y va a perder. Pero Sarah no lo sabe. Y tampoco Rafaela. Sarah pierde mañana en un estadio lleno, porque las entradas se acabaron todas, antes casi de empezar a venderse, porque Brasil atraviesa una tormenta social y no puede darse el lujo de perder medallas otra vez. Ella no puede darse el lujo, otra vez. Se preparó mucho. Mucho más que Sarah. Hace dieciséis años se preparó, cuando su padre la llevó a la escuela de judo para que olvidara los horrores. Es ella quien más se preparó en toda la delegación de más de cuatrocientos atletas que ahora desfila en el Maracaná, Rafaela en el centro, camuflada. Desde allí no se ve Mangueira, pero Mangueira está, detrás de esos flashes de una inauguración que nadie termina de comprender porque celebra la igualdad entre los hombres.

Rafaela no sabe que tres días después de mañana va a levantar la medalla de oro, en judo, hasta cincuenta y siete kgs. La misma categoría en la cual compitió en Londres hace ya cuatro años, cuando perdió el bronce y un vecino la llamó «macaco». Pero sí sabe que ella podría haber estado mirando esta inauguración desde la colina, trescientos metros arriba, si esto hubiera ocurrido dieciséis años antes y no ahora, cuando Rafaela tenía menos de diez.

Desafios de la construccin