Desafíos
¿Cuáles son los desafíos del liderazgo en las empresas? Hoy y mañana. ¿Qué líderes necesitamos? En estas páginas encontrarás el puntapié inicial de nuestra propuesta y una reseña bibliográfica para alimentar la reflexión. “Desafíos” fue la idea de un newsletter primero, la de un blog después y finalmente la de una mesa de debate. Hoy esperamos que sea todo eso junto.

motivación

21/11/17 Reflexiones # , , , , ,

Backfeed

– “Le das realmente mucha importancia si dejas que controle de ese modo
tu vida”, le dije. Y él: “¿Te gustaría saber si quiero oír lo que me estás diciendo?”

– ¿Dijo eso?

– No. Me lo hizo saber.

(Doctor Wayne W. Dyer y Lua Senku, Diálogos / Rabia, Sergio Bizzio)

 

Hace poco leí un artículo sobre “feedback” y la importancia de que ocurra más a menudo. En líneas generales, la publicación apuntaba a que no estamos preparados para recibirlo. Ni las personas, ni las organizaciones.

Sospecho que no siempre hacemos un uso adecuado del significado real de la palabra, y en ese sentido, el texto me dejó pensando en que sería bueno dar vuelta el punto de vista y preguntarnos ¿cómo damos feedback? Tal vez viene de allí el indicio de no ser buenos receptores de la opinión ajena sobre nuestro accionar.

Tomemos como definición sintética la capacidad de un emisor para tomar reacciones de el o los receptores y modificar su mensaje, de acuerdo con lo recogido y de manera constructiva. Sería algo así como la retroalimentación que implica la constante inversión de roles entre emisor y receptor para generar una transformación que desemboque en una resolución satisfactoria

El artículo plantea que “una forma madura” de recibir feedback, es verlo como un regalo antes que atravesarlo como un momento incómodo. Ahora bien, probemos tomar esta propuesta y la definición que acabamos de esbozar, para pensarlo al revés y llevar adelante la instancia de dar esa devolución. ¿Tomamos – como personas o como organizaciones – una postura propositiva? ¿Somos proactivos? ¿Nos esforzamos para ser creativos y tomar lo bueno del otro, del trabajo del otro, del comportamiento del otro, de los resultados del otro, para proponer algo todavía mejor, para guiarlo a una salida fructífera? ¿Enunciamos buenas preguntas que disparen reflexiones? O ¿nos paramos en posturas desafiantes, siendo reactivos, exaltando los aspectos negativos, adjudicándonos los permisos sobre lo que está mal y lo que estaría bien basados en verdades absolutas que ponen freno al proceso creativo? Continuar leyendo

18/10/17 Relatos # , , ,

Masche Responde: Vocación y Liderazgo

Masche, El Raspador, fue convocado a un panel sobre Vocación y Liderazgo el pasado 30/6 en La Rural. A continuación un resumen de algunas preguntas que le formuló la audiencia al término de su ponencia y las respuestas que resumen su línea de pensamiento.

 

  1. ¿Qué te gustaría hacer sino hicieras lo que haces?

¡Algunas cuestiones antes de responder! Si bien siempre es interesante trazar una continuidad entre cada cosa que hacemos para aprender y perfeccionarnos, hoy en día es bien posible tener más de una carrera en la vida. Mitad porque las carreras han cambiado mucho y duran poco. Mitad porque la vida se ha extendido considerablemente para el promedio de la población mundial. A mí me parece fundamental imprimir tu propia identidad en tu profesión, o sea no ser solo Ingeniero, sino ser ESE Ingeniero que sos y que te distingue de los demás. Para eso tenes que conocerte bien. Otro tema esencial es amar lo que te toca hacer. La ocupación profesional en el mejor de los casos termina siendo una síntesis más o menos adecuada entre algunos aspectos vocacionales y algunas cuestiones de oportunidad. No existe “hacer lo que amas” en el vacío y sin condicionamientos. Pero es clave encarar la ocupación destacando los aspectos vocacionales (lo que permite imprimirle identidad al rol) y haciendo que funcionen las cuestiones de oportunidad.

Dicho todo esto, es decir, sabiendo que es posible construir más de una vocación en la vida, que se construye en la continuidad de la propia identidad y dedicándote con pasión a lo que te toca, hay una serie de cosas que podría estar haciendo sino hiciera lo que hago. La academia en ciencias sociales, la consultoría de negocios, la actividad política o la música, son algunos ejemplos…     

 

  1. ¿Qué les dirías que estudien a las nuevas generaciones? ¿Cómo te imaginas las profesiones en el futuro?

Estudien cualquier cosa pero… ¡luchen por acceder a estudiar! En particular algún lenguaje. Puede ser matemáticas, música o un idioma cualquiera. Un idioma les da la posibilidad de “aprender a desaprender” y eso es una competencia clave. El mundo del futuro será aún más especializado que el actual, pero el conocimiento de la especialidad durará mucho menos aún de lo que dura hoy. Las profesiones como las conocemos son un invento de la modernidad. Tienen 300 años cuanto mucho. El mercantilismo primero y luego la revolución industrial necesitaron de la especialización del conocimiento. Para enseñar ese conocimiento especializado se desarrollaron las profesiones y se estructuraron las currículas de formación. Hoy, dada la velocidad con la que cambian las cosas, el conocimiento técnico queda obsoleto en muy corto plazo. La mitad de las posiciones laborales que hoy existen, no existían hace 10 años. Así que lo importante es aprender una metodología que te permita actualizarte y estar conectado con los cambios. Hoy es más importante saber cómo hacer para que eso que sabes no se cristalice, no ocupe un espacio fijo, sino un espacio virtual, que mañana tiene que estar disponible para algo distinto. En algún momento las instituciones educativas asimilarán este cambio y ofrecerán currículas distintas o metodologías de aprendizaje diferentes, pero mientras tanto (y más que nunca) la responsabilidad de estar actualizado es de cada uno! Hoy no dejas de estudiar cuando dejas la Universidad. ¡Todo lo contrario! Por otro lado, es necesario formarse para un mundo que probablemente tenga reglas de juego bien distintas de las que conocemos hoy. No solo porque es probable que se consolide un orden global distinto en el mediano plazo, sino porque por primera vez en la historia de la humanidad, podemos ser contemporáneos de la “singularidad”, que hoy está estimada para el año 2045. 

 

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24/08/17 Relatos # , , ,

Victoria Pirlica

Victoria Pirlica

Robben juega para Holanda. Es decir, juega para el Bayern Munich alemán, donde reclamó y obtuvo a fuerza de goles la camiseta número 10. Pero su condición de holandés, además de los mencionados goles claro, le habilitaron la posibilidad de ingresar al seleccionado de su patria. Allí fueron vanas sus gestiones para hacerse de la camiseta de los Elegidos, así que tuvo que conformarse con la 11. Lleva jugados 50 partidos con la selección nacional, marcó 28 goles. Nada mal. Solo su metro ochenta y cuatro y sus 80 kilos lo convertirían en una amenaza. Pero su extraordinaria velocidad es lo que lo transforma definitivamente en una pesadilla.

Es junio de 2014 y Holanda abrió su participación en el mundial de Brasil jugando contra España. Reeditando la final de Sudáfrica. En aquella, los españoles consiguieron vencer por 1 a 0. Gol de Iniesta a minutos del final. Es por eso que para el mundillo futbolístico, el partido Holanda – España tenía varios condimentos. La oportunidad de “volver a jugar” la final del Mundo, abre mil sensaciones de desafío, temor al fracaso o placer de venganza. Fue esto último. Holanda ganó 5 a 1. El cachetazo fue la segunda peor goleada que sufriera España en un mundial.

Nuestro amigo Robben jugó el partido y marcó dos goles. Me interesa relatarles el segundo. Pero van a tener que imaginarse el tono épico de Victor Hugo o la nasalidad de Mariano Closs.

Van 30 del segundo tiempo y Holanda ya gana 4 a 1. España está volcado en ataque, herido en su orgullo, desesperado por acortar diferencias. Silva, el hábil torero español, trastabilla y suelta la pelota cerca del córner izquierdo de la defensa holandesa. Salen los naranjas desde el fondo con su lateral izquierdo, que roba la pelota sobre la marca de Silva. Da tres pasos y ve que Robben avanza pisando la mitad de la cancha, sobre el sector derecho. Ahí nomás, sin pensarlo demasiado, cruza el pelotazo de 35 metros, de izquierda a derecha, al ras del piso y al botín derecho del 11. Con la defensa española plantada en la mitad de la cancha, achicando el campo de juego para tirar a Holanda contra su arco, Robben recibe la bocha y se da cuenta de que está llamado a su juego: la velocidad!! Así que enfrenta a su marcador a todo vapor! Y si, ya antes de enfrentarlo le saco 1 metro y medio. Imposible pararlo, piensa Sergio Ramos, el fuerte stopper del Real Madrid que quedó burlado por Robben, y decide correrlo desde atrás, con la esperanza de que suelte el balón o de que, próximo al área, deba pensar que hacer y la desaceleración de la decisión otorgue la oportunidad de hacharlo. A la izquierda pica Van Persie, el 9 de Holanda, figura del Arsenal de Inglaterra. Ya hizo dos goles en el partido y Robben sabe que si algo no va a hacer es darle la oportunidad de marcar el tercero a su “compañero”, así que se mete en el área hecho una furia. Sale Casillas, el 1 español. Ramos y Pique llegan detrás de Robben, pero ahí mismo se está produciendo la desaceleración que esperaba Ramos, lo ven? Robben duda y al enfrentar a Casillas para la marcha. Como entró al área por derecha y él es zurdo, eludirlo a Casillas por derecha no es su mejor opción. Además le cierra mucho el ángulo para la definición. Y además Pique y Ramos decidieron no colgarlo, sino dejarlo solo en su duelo con Casillas y pasar de largo a cubrir la línea del gol. Pero descuidan a Van Persie que ahora si es la opción más segura para el gol de Holanda!! Dale Robben!! Largala para Van Persie y es gol!! Continuar leyendo

03/05/17 Reflexiones # , ,

El sol se pone en Oslo

El sol se pone en Oslo

Para quienes habitamos latitudes templadas la vida en Escandinavia no parecería de este planeta. Por supuesto, antes que nada está el clima. En enero por ejemplo, que en Buenos Aires amanecimos con una temperatura constante de 27 grados, la salida del sol estaba prevista en Oslo para las 8.58 am. Su puesta a las 13.47. Casi cuatro horas de sol en el día, o mejor dicho, cuatro horas de penumbra y otras veinte de oscuridad. En seis meses la relación acabaría siendo exactamente la inversa. Veinte horas de luz quemante y apenas cuatro de iluminación tenue, como si al sol le hubieran corrido un terciopelo por un ratito.

Como es posible la vida en este «otro» planeta, es un verdadero misterio para este gaucho de las pampas. A ver… ¿Es siquiera viable biológicamente vivir tres meses sin la luz del sol y otros tres sin poder desprenderse de ella? Sin abundar en “detalles adicionales” como temperaturas medias de -20 grados centígrados o días/noche completos con tormentas de nieve. ¡Pero aún más incomprensible es el hecho de que Noruega haya sido premiada por la ONU en 2017 como el país donde sus habitantes tienen mayor índice de felicidad! Más aun, no abandonó nunca el Top 5 desde que se creó el índice hace ya cinco años. ¡Y además ninguno de sus compañeros escandinavos lo hizo!

Fue en 2012 que Naciones Unidas instauró el 20 de marzo como el “Día mundial de la Felicidad” con el objetivo de publicar sus estadísticas. Ya entre 1967 y 1973, precisamente un escandinavo notable, finlandés en este caso, publicaba una primera investigación que se convertiría en estándar para el análisis de la diversidad cultural. Geert Hofstede había  descubierto 4 grandes categorías para describir una cultura nacional, producto de su trabajo de investigación para IBM. Con el tiempo sofisticaría el modelo hasta contemplar seis. Según el autor las culturas nacionales pueden ser evaluadas en algún punto del continuo de las siguientes variables:

  1. Distancia al poder (o fortaleza de la cadena jerárquica)
  2. Percepción del tiempo (orientación al largo plazo vs el corto plazo)
  3. Tolerancia a la ambigüedad
  4. Individualismo / Colectivismo
  5. Prevalencia en la sociedad del carácter femenino / masculino (orientación a las personas / orientación a las tareas)
  6. Grado de «plenitud o felicidad » de la sociedad.

La última fue agregada recién en 2010, acaso anticipando lo que sería la toma sistemática de la encuesta de la ONU desde 2012. Si bien hay algunas diferencias técnicas respecto de la definición de «felicidad» en uno y otro caso, también hay similaridades que permiten obtener alguna conclusión acerca de cómo las cinco variables anteriores determinan o contribuyen a definir el estado de la última. Continuar leyendo

13/12/16 Reflexiones # , , , ,

Soliloquios sobre el Liderazgo II

Si liderar es inspirarse a uno mismo y/o a los demás, para trascender el propio umbral de capacidades y expectativas entonces habría que empezar por definir qué significa “inspirar”. Ahí sí que quizás me ayude el diccionario. Encuentro como definición: “Infundir o hacer nacer en el ánimo o la mente afectos, ideas o designios”.  La inspiración parece ser una emoción que se crea en la mente para empujar a la acción, así como la razón le ofrece sus motivos.

Entonces, de lograr identificar mecanismos para la inspiración, estaríamos ayudando a visualizar “tipos de liderazgo” o “herramientas para liderar”…

Acaso la célebre “pirámide de Maslow” pueda ayudar a establecer una guía, cada escalón identificando un mecanismo de inspiración. Los primeros escalones son más básicos, más efímeros y nos enfrentan a situaciones de dominación, donde la supervivencia y la emergencia guían la lógica weberiana y tanto el poder como la autoridad legitimada, pesan fuerte. Pero a medida que subimos en la escala, el liderazgo se transparenta, se vuelve más genuino, más sustentable y nos ofrece lógicas de participación, identidad, autorrealización y finalmente trascendencia.

En la base de la pirámide somos inspirados por el “miedo”, como cuando la pulsión de vida le gana a la muerte en situaciones de supervivencia, y sacamos fuerzas de donde no pensamos que encontraríamos.

Un grado más arriba nos motiva el “odio”, la noción de confrontar con el otro para establecer nuestra propia identidad. La rivalidad consagra la identidad personal en oposición y contraste.

Un paso más encontramos el escalón del “bienestar”. Nos inspira la recompensa material, el confort y la capacidad de consumo actual o futuro.

En el siguiente estadio encontramos la inspiración por la “auto superación”. Como el deportista que se exige para mejorar sus tiempos y probarse a sí mismo que superar una nueva meta es posible.

El último nivel de altura es la inspiración por “altruismo y trascendencia”. Ya hemos abandonado la necesidad de definirnos a nosotros mismos, sea por “confrontación” (etapa 2) o por “desarrollo de nuestro potencial” (etapa 4). Nuestra inspiración se produce a partir del amor y el compromiso con nuestros pares y con quienes vendrán.

Acaso liderar sea aprender a integrar las emociones del miedo, el odio, el bienestar, la auto superación y el altruismo, para inspirarnos a nosotros mismos y a los demás, según lo que en cada momento necesitamos y necesitan nuestros semejantes. Y también aprender a ser liderado, pues liderar y ser liderado no son sino caras de la misma moneda.

07/12/16 Reflexiones # , ,

Soliloquios sobre el Liderazgo I

Soliloquios sobre el Liderazgo I

Liderazgo es una de esas palabras de las cuales no resulta orientativa la definición del diccionario.

Tremendo problema que el conocimiento se base en palabras pobremente definidas. Pero ese es el destino de las palabras. En principio porque su significado es dinámico, y el diccionario es estático. Pero luego porque la definición de la Real academia española (para el caso del castellano), no está hecha por expertos temáticos, sino por expertos en lenguaje, lo que resulta una trampa mortal cuando se trata de términos del “sentido común”.

Así que quien abra un diccionario o consulte la RAE on line, encontrará la siguiente descripción del término “liderazgo”: “condición de líder”. Y encima la referencia al vocablo “líder” no aclara el panorama, sino que lo oscurece:

“-Persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad.

-Persona o entidad que va a la cabeza entre los de su clase, especialmente en una competición deportiva.”

Intentando definir “liderazgo” recurro a mis recuerdos de aquellos tiempos en que estudiaba Sociología, y doy con la definición de “Status” y “Rol”, del estructural funcionalismo. Status es la posición de la persona en la estructura social, rol es el comportamiento esperado de quien detenta un status. Con los ecos de Talcott Parsons aún en la mente pienso que el primer error de la RAE es definir al “líder” como un status, cuando en realidad es un rol. La posición que ocupa Fulanito/a puede ser la de General, la de Vicepresidente de la unidad de negocios, la de Presidente del partido político, Gobernador de la Provincia o Campeón de la Liga universitaria, profesional o amateur. Pero de ahí a que la persona sea y actúe como un “líder”…

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21/11/16 Reflexiones # , ,

En busca de la inspiración: la técnica Dickens

En busca de la inspiración: la técnica Dickens

En términos científicos muy generales, la velocidad de marcha normal de un ser humano es de 4 a 6 kilómetros por hora. Una mujer puede hacerlo a un ritmo algo más lento dependiendo de la altura y largo de piernas y a medida que se envejece, esa velocidad promedio disminuye. Sabemos que caminar  aumenta los niveles de energía y bienestar, fortalece el corazón, reduce el riesgo de enfermedades y mantiene el peso bajo control provocando la tonificación de los músculos. Caminar también aumenta la circulación y el suministro de oxígeno a cada célula del cuerpo, ayudando a que se sienta más alerta y vivo, protege al cerebro y preserva la memoria a medida que pasan los años.

Los del interior lo hacemos mucho  durante nuestros primeros meses en Capital. Salir a merodear de noche los días de semana es juntar crédito de silencio para bancar el día ruidoso. Nos gusta tentar la suerte y poner a prueba el mito de los peligros de Buenos Aires. Es como respirar el aire de la libertad. El aire que durante el día tiene que ser compartido, por las noches es más nuestro que suyo.

Por causa del insomnio y otros tipos de dramas como el “ambulantismo existencial” (buscar una casa sin realmente querer encontrarla), Charles Dickens, salía de su morada de Londres a medianoche y se marchaba a caminar; recorría las calles bajo la lluvia y el frío helado. En consecuencia de ello, hoy nosotros tenemos la fortuna de leer sus grandes obras literarias de aquí a la eternidad.

No recibió ninguna educación hasta los 9 años, hecho que más tarde le fue reprochado por sus críticos al considerar su formación excesivamente autodidacta. A pesar de ellos, probablemente lo que más alimentó su creatividad fue la capacidad innata de observación, nutrida con su devoción  por cumplir cada día con esos largos paseos nocturnos.

Dickens era un caminante que podía llegar a andar 30 kilómetros por las calles de la ciudad con la misma obsesión que algunos tenemos  por el sol, los andenes y las esperas bajo la lluvia. Durante sus paseos se metía en bares, barrios étnicos, hospitales y otros edificios públicos. Conversaba con niños y vendedores de pan o se dedicaba a espiar borrachos peleando entre sí y con la policía. También le interesaban los manicomios, los cuales le inspiraban pensamientos de este tipo: “¿No son, acaso, los cuerdos y los locos iguales por la noche cuando los cuerdos ensueñan? ¿No estamos todos nosotros, los que ensoñamos fuera de los manicomios, durante todas las noches de nuestra vida, más o menos en la misma situación de los que se hallan dentro? (…) ¿No hacemos nosotros por la noche una mezcolanza de acontecimientos y personajes, tiempos y lugares que ellos mezclan durante el día?”. Magistral, ¿no?.

Respecto de la técnica, el escritor trazaba el destino que quería alcanzar. Es decir, comenzaba por determinar el punto final del recorrido. Automáticamente se daban por si solos los puntos a atravesar de camino a esa meta, y por nada del mundo se podía alterar la ruta o emprender el regreso dejando afuera alguno de esos sitios pre-establecidos. Dejar la tarea sin terminar era para Dickens, tan grave como violar un compromiso con otra persona.

“No hay nada más triste que el talento desperdiciado”, decía. Cuando nos quedamos sin inspiración probablemente no sea por falta de capacidad sino por  falta de contenido. Dickens nunca dio por sentado que la inspiración vendría sola. Cuando se hacía ausente, la buscaba él mismo. Su creatividad literaria venía de la observación, de cada noche en tránsito por las calles de la capital británica, de la simpleza del acto de caminar y el hecho de que éste acto le proporcionaba el nivel de detalle necesario para poder escribir con la calidad que deseaba.

Si trasladamos estas ideas a nuestra vida real, entonces podremos tomar esta técnica como una herramienta clave para la formación de nuestro propio pensamiento, para llenarnos de contenido que genere la energía necesaria para llegar a la meta, pasando por todos los puntos y sin abandonar antes de tiempo. Salir a caminar significará entonces, no quedarnos quietos.

16/08/16 Relatos # , , ,

Rafaela

Rafaela

Podría haber sido Rafaela Silva. La primera hacia la izquierda. O quizás la segunda. Pero la fotografía tiene dieciséis años menos de lo necesario para mostrarnos a una Rafaela de menos de diez. Y no fue tomada en Cidade de Deus, donde Rafaela nació, creció y continúa viviendo, sino en Mangueira.

Así que lo que se ve en el fondo es el Maracaná, donde se celebra la inauguración de los Juegos Olímpicos que festejan el valor de la igualdad entre los hombres. Apenas trescientos metros abajo de este punto de la colina, desde donde la Rafaela que pudo haber sido mira los flashes de una inauguración que no termina de comprender. Rafaela, que hace dieciséis años veía desde Cidade de Deus la inauguración de Sidney, hoy desfila en el Maracaná. Es su segundo desfile olímpico de inauguración. El anterior lo vivió en Londres, donde compitió en judo, hasta cincuenta y siete kgs, para perder el bronce y ser insultada inmediatamente vía Twitter por un vecino: «os macacos tem que ficar na gaiola», le había dedicado tras la derrota el anónimo compatriota. Y Rafaela se juró contestar cuatro años después.

Aún no sabe lo que va a suceder. Desfila camuflada en una delegación de más de cuatrocientos atletas. Sabe sí, que Brasil atraviesa una tormenta social y no puede darse el lujo de perder medallas esta vez, pero también sabe que ella no es favorita. Al menos no tanto como Sarah Menezes. Que no está aquí en este desfile inaugural porque compite mañana y va a perder. Pero Sarah no lo sabe. Y tampoco Rafaela. Sarah pierde mañana en un estadio lleno, porque las entradas se acabaron todas, antes casi de empezar a venderse, porque Brasil atraviesa una tormenta social y no puede darse el lujo de perder medallas otra vez. Ella no puede darse el lujo, otra vez. Se preparó mucho. Mucho más que Sarah. Hace dieciséis años se preparó, cuando su padre la llevó a la escuela de judo para que olvidara los horrores. Es ella quien más se preparó en toda la delegación de más de cuatrocientos atletas que ahora desfila en el Maracaná, Rafaela en el centro, camuflada. Desde allí no se ve Mangueira, pero Mangueira está, detrás de esos flashes de una inauguración que nadie termina de comprender porque celebra la igualdad entre los hombres.

Rafaela no sabe que tres días después de mañana va a levantar la medalla de oro, en judo, hasta cincuenta y siete kgs. La misma categoría en la cual compitió en Londres hace ya cuatro años, cuando perdió el bronce y un vecino la llamó «macaco». Pero sí sabe que ella podría haber estado mirando esta inauguración desde la colina, trescientos metros arriba, si esto hubiera ocurrido dieciséis años antes y no ahora, cuando Rafaela tenía menos de diez.

24/05/16 Reflexiones # ,

Puntos de partida

Puntos de partida

Asegurar igualdad de oportunidades, parece ser una condición fundamental para cualquier forma de asignación de premios y castigos basada en resultados. Me refiero a la inobjetable necesidad de garantizar un punto de partida digno para cualquier persona, por encima de los niveles mínimos de subsistencia. Pero mientras no pueda asegurarse al menos un rango de puntos de partida compatibles, ¿es ético exigir a un sistema cualquiera una razonabilidad de distribución basada en el mérito?

Recuerdo la Parábola de los talentos, uno de los “leit motivs” de mi formación (católica, lourdista y de clase media, si sirve como orientación). Para los curiosos, favor referirse al Nuevo Testamento: Mateo 25, 14: 30. Y para los no tanto, venga un brevísimo resumen aquí mismo. Cuenta Mateo que un hombre asigna a sus tres siervos la siguiente cantidad de talentos: cinco, dos y uno respectivamente. El primero de los siervos le devuelve cinco adicionales a los cinco entregados cumplido un plazo. El segundo dos más que los dos concedidos en ese mismo período. Pero el tercero devuelve solo aquel talento que le hubiera sido conferido. Perezoso, decidió enterrarlo para conservarlo por temor a perderlo. El amo celebra la actitud de los dos siervos que duplicaron los talentos y castiga a quien le devolvió solo aquel se le confirió.

Siempre me pareció orientadora esta Parábola, pero respecto de una obviedad fundamental: la vocación de enseñar que “el amo” aprecia el esfuerzo y la contracción al trabajo, y recompensa en función de los resultados. Me gusta, sin embargo, la idea de que lo hace siempre en “relación al punto de partida” con el que cuenta cada siervo. En lo personal, y amigo como soy de las complicaciones inocuas, si hubiera podido recitarle alguna sugerencia al oído al bueno de Mateo, quizás le habría recomendado probar su postulado con algunas relaciones aritméticas alternativas. ¿Por qué? Per jodere, claro. Pero también para representar una situación de decisión más rica que respondiera a las complejidades que hoy nos presenta el mundo. Por ejemplo: ¿qué habría pasado si el siervo de los cinco talentos hubiera traído tres más en lugar de cinco adicionales, mientras el segundo hubiera acercado tres adicionales en lugar de duplicado el “capital inicial”? ¿Y cuál habría sido la reacción del amo si el siervo al que se le dieron cinco talentos hubiera finalmente reportado seis más, tres provenientes de su esfuerzo y tres robados al siervo número dos?

Quizás también habría postulado a Mateo la posibilidad de plantear esta profunda y maravillosa alegoría de la proporcionalidad del mérito sin recurrir necesariamente a la vindicación de la esclavitud. Pero ténganse en cuenta el momento histórico en beneficio de la intención pedagógica. Habrá que asumir que la “Infraestructura” de la era histórica de Mateo era bien distinta de la nuestra… o ¿no tanto?

Un extracto del Informe del Banco Mundial sobre evolución de la pobreza extrema y la línea de pobreza más alta puede ayudar a pasar en limpio el estado de situación actual.

Dice el informe: “Los avances logrados en la reducción de la pobreza han sido notables en las últimas décadas. El mundo cumplió la meta (…) de disminuir a la mitad para 2015 la tasa de pobreza registrada en 1990, lográndolo en 2010, cinco años antes del plazo previsto. Pero pese a este logro, la cantidad de personas que viven en condiciones de pobreza extrema en el mundo sigue siendo inaceptablemente alta.

  • De acuerdo con las últimas estimaciones, el 12,7 % de la población mundial vivía con menos de US$1,90 al día en 2011, cifra inferior al 37 % de 1990 y al 44 % de 1981.
  • El progreso ha sido más lento en las líneas de pobreza más altas. En total, 2200 millones de personas sobrevivían con menos de US$3,10 al día en 2011, que es la línea de pobreza promedio de los países en desarrollo y otro indicador común de profundas carencias. Se trata de una reducción marginal con respecto a los 2590 millones registrados en 1981.”

Pregunta para Mateo si alguien lo ve por ahí: ¿a cuántos talentos equivale 1,9US por día? ¿Y 3US diarios? Útil sería conocer la conversión de talento por dólar antes de comenzar a definir premios y castigos basados en el mérito y su proporcionalidad.

17/05/16 Relatos # , , ,

Floresta Rugby Club

Creo que me convertí en hincha del Floresta Rubgy Club “out of curiosity” … aunque bien se diga que ese impulso inicial de la curiosidad no alcanza por si solo para sostener una pasión. Pero voy al principio. Diré que durante meses el mencionado equipo logró llamar mi atención y convocar mi incredulidad, al repetirse la misma noticia todos los domingos por la mañana. Miren la escena. Ese soy yo. Son las 9.00 am. Puse el café a calentar y bajé a recoger el diario que nuestro canillita soltó contra la puerta de casa, pafff!! Cerré la puerta, subí y deposité el diario en la cama para Carla que aún está saliendo del último sueño. Separé la única sección de interés personal: el suplemento deportivo. Rápida ojeada a las estadísticas futbolísticas mientras sirvo el café (en rigor ya las he asimilado luego de las repeticiones televisivas del sábado a la noche) para detenerme al fin allí, en la anteúltima página, donde se expone el score de la Unión de Rubgy de Buenos Aires. Como escaneando los avisos fúnebres, mi vista se concentra ahora en la última columna, Grupo IV, zona F. Ahí va. Una vez más. ¿Lo ven? Derrota del último equipo de toda la Unión: el Floresta RC. Imposible no detectar la pregunta subyacente: ¿qué es lo que inspira a sus jugadores para seguir jugando tras perder sábado a sábado con indecible persistencia?

Mi historia de ligazón ética con el rugby no es muy antigua. Diversas circunstancias me fueron acercando a él recién en la vida adulta. Aunque llegué a comprender que los dos deportes son el mismo, en la infancia supe resolver muy fácilmente la antinomia con su primo hermano, el balompié. Vayan, para comprender esto, algunos datos orientativos:

  • Cumplía 9 años cuando Maradona ganaba México 86 y mi club, ese Argentinos Juniors que ya nunca más volvería a ser, disputaba la final del mundo contra la Juventus.
  • Familia de clase media, en un momento en que la ovalada aún irradiaba exclusividad.
  • 1,66 metros de estatura y 72 kilos de contextura adulta. Muy liviano para hooker y muy bajo para apertura. Apenas con chances para medio scrum, la posición donde todos quieren jugar y para la cual se requieren habilidades demasiado estratégicas para mi ansiedad constitutiva.

Corolario natural, jugué al fútbol. Y en el fútbol encontré de chico y luego de grande, parte importante de lo que podría llamarse el “sentido de la vida”.

Primero aprendí a perder. Lo hice jugando en la Liga de colegios católicos primarios (COCAPRI), representando al Colegio San Miguel, gracias a las gestiones increíblemente generosas de mi viejo, merced a cuyos esfuerzos mi escuela empezó a competir. Éramos un montón de larvas que asistíamos con constancia militar a nuestra propia debacle. El ritual tenía lugar los sábados a la mañana y consistía en ser derrotados inequívocamente por 0- 3, o 4, o 5. Durante el primer año sacamos solo un punto, un empate en 0, obviamente. Es decir, no convertimos ni un gol!! Pero mi viejo no bajaba los brazos y seguía entrenando al equipo. En su Renault 4 nos llevaba a los entrenamientos, los cuales preparaba concienzudamente buscando información en una época sin internet. Y así llegó a cargar al team completo (5 titulares de 8 años más 3 suplentes) en expedición a Agronomía para jugarle al Claret. Por ese entonces, Agronomía, para mí, era un sitio próximo a los confines del universo.

Cuando en el segundo año convertimos el primer gol, lo festejamos todos. Salimos del partido abrazándonos, las familias haciendo caravana con los autos, a bocinazo limpio desde Flores hasta Barrio Norte, para celebrar que el San Miguel había perdido solo 1 – 2 contra el Sagrado Corazón. Recuerdo perfectamente la jugada y su definición, ¿como olvidarla? Fue una pared de Campeones (el animee japonés) con “Nata” que me dejó de cara al arquero. Aún percibo la sensación de  haber pensado “no puede estar pasando esto, ¿realmente vamos a hacer un gol?”.

Por las tardes, luego de los partidos de COCAPRI, mi viejo me llevaba a jugar a la plaza, enfrente al Club KDT. Allí iban los pibes de Beto, otro señor con un corazón gigante, como el de papá. Beto cargaba con un grupo de chicos de la villa 31, rumbo al improvisado potrero. Fue jugando con ellos que aprendí a ganar, compartiendo como iguales un espacio que de otra manera jamás habríamos transitado juntos. Y ganar allí juro que no era sencillo! Pero el fútbol hace magia y junta a los distintos, en pleno pie de igualdad, dando posibilidades inauditas para que aflore la confianza.

Allí reparé mi primer penal fallado, aquel que desperdicié contra el San Agustín un sábado a las nueve y treinta y cuatro de la mañana, frente al arco que daba a la calle Gutierrez. Demasiada confianza y muy poca conciencia me llevaron a un desenlace inseguro, ingenuo y anticipado, que el arquero recogió con agradecimiento. Por suerte empatamos 2 a 2. Pero a la tarde me tocó reiterar la pena máxima contra el equipo del hijo de Beto. Y esa vez sí, no fallé. La pelota voló como treinta metros porque el improvisado arco de mochilas y buzos no tenía red para contenerla y hubo que rajar a buscarla entre los autos que pasaban a toda velocidad por el lateral del Aeroparque, para evitar que la pincharan.

Con los mismos chicos del potrero estrené la camiseta de la “Vecchia Signora” que mi madrina había traído de Italia, y fue también allí que aprendí a “soltar la pelota y levantar la cabeza”, lo que de alguna forma me debió haber hecho crecer.

Eventualmente el tiempo colaboró para que nuestro desempeño en COCAPRI fuera mejorando. La experiencia con los chicos de la 31 me iba ayudando. La constancia y el amor de mi viejo, inspirándome. Recuerdo que ese mismo segundo año de Liga se festejó ahora sí nuestra primera victoria. Fue 4 – 3 contra el Santa Catalina. Y el año siguiente terminamos clasificando quintos sobre 10 equipos! Gloriosa campaña de equilibrio con igual cantidad de victorias y derrotas. Tiempo al tiempo para que, luego de ocho temporadas, ese grupo que había unido y entrenado mi padre llegara inclusive a ganar un intercolegial y yo pudiera, orgulloso, ofrendarle el Pichichi a mi papá.

Como no ser del Floresta RC, entonces. ¿No? Más aún cuando la curiosidad original por entender las profundas motivaciones del club, me llevó a descubrir que fue fundado para que los chicos de la villa del Bajo Flores se dedicaran al deporte y se alejaran de los horrores y las carencias.

Algún domingo voy a abrir el suplemento deportivo y, sirviendo el café, voy a descubrir que ayer ganamos los hinchas del Floresta. Eso es seguro. Pero mientras tanto sé bien que sus jugadores ganan todos los sábados. Se los digo yo que ganaba mientras perdía, jugando en COCAPRI para el Colegio San Miguel.

17/05/16 Relatos # , , ,
Desafios de la construccin