Desafíos
¿Cuáles son los desafíos del liderazgo en las empresas? Hoy y mañana. ¿Qué líderes necesitamos? En estas páginas encontrarás el puntapié inicial de nuestra propuesta y una reseña bibliográfica para alimentar la reflexión. “Desafíos” fue la idea de un newsletter primero, la de un blog después y finalmente la de una mesa de debate. Hoy esperamos que sea todo eso junto.

Hesse

12/11/15 Reseñas # , , , , , , ,

Narciso y Goldmundo

Narciso y Goldmundo

De nuevo Hesse. Esta vez, la historia gira en torno al descubrimiento mutuo, lucha y conciliación final entre dos realidades -aparentemente antagónicas, más luego, complementarias: lo consciente y lo emotivo.

Los protagonistas de esta historia se caracterizan por llevar al extremo -esos- sus propios ideales: Narciso, como hombre puro lejos de la vida terrenal; Goldmundo, como hombre cercano a los goces sensitivos. En ellos queda representado lo racional y lo intuitivo, lo sensato y lo sensible, la ciencia y el arte.

En un diálogo que mantienen aún jóvenes, Narciso explica a Goldmundo: “Vuestra patria es la tierra y  la nuestra la idea. El peligro que os acecha es el de ahogaros en el mundo sensual; a nosotros nos amenaza el de asfixiarnos en un recinto sin aire”

Una vez más, presenciamos un encuentro frontal entre dos extremos para entender la vida. Lo que pasa y lo que hace que las cosas pasen, ambos se figuran en planos de importancia muy distintos. Esto es como la confrontación entre el mundo paterno, encarnado en el logos y la ciencia, y el arte maternal, que no representa una certeza sino una búsqueda de por vida. Ya lo mostraría también Borges, con su Historia del Gerrero y La Cautiva, aunque de forma distinta y con otras circunstancias, dejaba expuesto el mismo debate interno: lo razonable y heroico contra lo bárbaro y apasionado. Dando como resultado un cambio en su vida, en cada uno de los casos, ocurre por decisión de ellos mismos. Casualmente, a la obra de Borges, se la dice proveniente de un doble linaje alojado en las diferencias culturales entre padre y madre.

En definitiva, Hesse despliega en esta novela la controversia que nace del corazón de los hombres: la pretensión de poner orden en sí mismos a partir de la aceptación de lo que uno mismo es.
Lo hace a través de Goldmundo, quien re-orienta su vida ponderando sus sentidos, revelándose contra las imposiciones de un padre ausente, que le proyectaba culpas ajenas. Esta actitud liberadora a favor del cambio, nos invita a pelear por ser nosotros mismos, a elegir cómo vivir nuestra existencia, arriesgarnos y explorar nuevos caminos, sin importar cuántos peligros tengamos que sortear. En voz de Galeano «somos lo q hacemos para cambiar lo q somos…»

Como ya se nos ha dicho muchas veces, ningún extremo es sano. Pero en este caso, y en pos de obtener una moraleja, ambos personajes finalmente se precisan para completar sus vidas. El espíritu, sin un alma donde vivir queda habitando un mundo insustancial negado a explotar su potencial. Un alma desconectada de un destino, de un ideal que le transcienda, se limita a acumular acciones que no aportan a su desarrollo. De este modo, a pesar de que es Goldmundo el personaje atractivo sobre el que se ponen los acentos, permanece constante en nuestra conciencia, la presencia de Narciso a modo de guía que ayuda a no perderse en los cruces del camino y a reconocer que, en ocasiones, evaluar otras opciones puede ser la mejor opción:

“Ahora veo con claridad, por vez primera, que hay muchos caminos para el conocimiento y que el del espíritu no es el único y acaso no sea el mejor”, se sincera Narciso hacia el final de la historia.

Lo que está de un lado falta del otro, la diferencia y el movimiento serán la clave de la construcción.

23/09/15 Reseñas # , , , , , ,

Hacia una visión estética del Liderazgo

Hacia una visión estética del Liderazgo

“El público se instala en las butacas. Se levanta el telón y durante algo menos de tres minutos se desarrollan unos diálogos insustanciales. Baja el telón y la gente sale al pasillo a fumar. Allí, inesperadamente, uno de los carameleros estrangula a un acomodador y hace saber a voz en cuello que se trataba del amante de su mujer. Intervienen el boletero y la chica del guardarropa. Entre todos van dando a conocer un drama complicadísimo. En cierto momento, la chicharra anuncia que ha terminado el intervalo. El público pasa a la sala. Allí tiene lugar otro acto de dos minutos y luego se invita a la gente a un segundo intervalo. En definitiva, la obra transcurre en el pasillo y finaliza con la muerte del caramelero. Los espectadores no siempre supieron captar esta sutileza, especialmente aquellos que, por no ser fumadores, permanecían en sus butacas durante los sabrosos entreactos.”

El Libro del Fantasma
Alejandro Dolina

Explorando sobre las relaciones de mutua determinación y reciprocidad entre el ARTE y la CIENCIA, evocamos al Pensamiento Clásico. Recordamos por ejemplo que en “Fedro”, Platón señala que la Idea de Belleza tiene un privilegio sobre las demás, pues mientras en la Tierra no hay imágenes de la Sabiduría, sí las hay de la Belleza. Las cosas bellas pueden apreciarse con la vista como sentido, mientras las cosas sabias no. Luego Paula señaló que en “Hipias el Mayor” el mismo Platón busca averiguar qué es la belleza a partir de la discusión entre el propio Hipias (Padre de los empiristas y relativistas) y Sócrates (racionalista y absolutista). Para el primero, lo bello se capta con los sentidos (digamos por ejemplo que lo bello es una muchacha hermosa). Para Sócrates, en cambio, la belleza es una Idea que se contempla con la inteligencia. Es la idea que permite que las cosas terrenales sean bellas. Hipias atiende a la apariencia, pero Sócrates bucea más profundo y nos invita a discriminar apariencia de esencia. Algo puede “parecer” bello y no serlo y también puede darse la situación contraria. Finalmente, para Platón, la justicia, la templanza y todas las demás Ideas o contemplaciones supraempíricas no tienen un reflejo en imágenes en este mundo. Pero, ay la Belleza! Ella en cambio brilla y la captamos mediante el más claro de los sentidos: la vista.

Siguiendo el concepto clásico, las formas, los colores y las melodías constituyen tan solo una parte de la belleza, pues en ella quedaban abarcados no solo los objetos materiales sino también elementos psíquicos y sociales, caracteres y sistemas políticos, la virtud y la verdad. La belleza ampliamente abarcaba no solo los valores que solemos llamar estéticos sino también los morales y cognoscitivos. Al fin de cuentas este concepto de lo bello difería muy poco del concepto del bien.

La concepción pitagórica de Platón, veía la esencia de la belleza en el orden, en la medida, en la proporción, en el acorde y en la armonía; concebía la belleza primero como una propiedad dependiente de la disposición (distribución, armonía) de los elementos y, como una propiedad cuantitativa, matemática que podía expresarse por números (medida y proporción). Platón explica que son la medida y la proporción, quienes deciden sobre la belleza de las cosas y les proporcionan unidad.

La filosofía moderna plantea definiciones sutilmente distintas. Para Kant “lo bello es lo que gusta sin interés”. Satisface necesidades. Para él, en el Bien no puede aparecer el interés, el único móvil del acto debe ser la buena voluntad. En su estética, Kant niega la belleza en cuanto algo que gusta con interés. Su imperativo categórico se trata de hacer el bien sin mirar para qué ni para quién. Por esto, cada uno se convierte en su propia autoridad moral.

Para incorporar un estímulo literario, en “El Juego de los Abalorios”, Herman Hesse lleva al extremo su visión dualista  entre el instinto y la razón, el sentir y el pensar. La trama gira en torno a un juego, que en ningún momento queda explícitamente desarrollado ni definido, pero del que sabemos manifiesta una combinación de, entre otras cosas, melodía, armonía, cálculos y filosofía destacándose por su extrema complejidad.  Deporte mental y  arte practicado por eruditos, que se desarrolló en respuesta al deterioro que sufrió la humanidad en el siglo XX (época que en el libro se denomina ‘folletinesca’). Del mismo modo en que con un ábaco se organizan cifras para efectuar operaciones matemáticas, los coloridos y multiformes abalorios se dispusieron en un pentagrama mediante el cual, se efectuaron composiciones musicales cada vez más elaboradas hasta poder representar todos los elementos formativos, ya sea desde complejas ecuaciones astronómicas hasta tesis filosóficas y análisis sociales.

El escritor, reflejado en el protagonista, Joseph Knecht, también va adquiriendo a lo largo del relato un liderazgo basado en la creatividad. Mientras se convierte en el Magister Ludi Musicae, el maestro del juego de abalorios, esboza “una sociedad que recoge y practica lo mejor de todas las culturas y las reúne en un juego de música y matemáticas que desarrolla las facultades humanas hasta niveles insospechados.”

Desafios de la construccin