Desafíos
¿Cuáles son los desafíos del liderazgo en las empresas? Hoy y mañana. ¿Qué líderes necesitamos? En estas páginas encontrarás el puntapié inicial de nuestra propuesta y una reseña bibliográfica para alimentar la reflexión. “Desafíos” fue la idea de un newsletter primero, la de un blog después y finalmente la de una mesa de debate. Hoy esperamos que sea todo eso junto.

cordura

25/04/17 Reflexiones # , , , ,

Determinismo cultural

La noción de que nuestras mentes son producto estricto de nuestra cultura ha sido postulada aún como explicación de circunstancias bestiales, tal como el comportamiento de los miembros de una secta, de un grupo de asesinos fundamentalistas o de una tribu urbana cuyo descontrol termina produciendo muertes en un concierto de rock. ¿La argumentación? Nadie puede pensar «por fuera» de la cultura a la cual pertenece. ¿Cómo responsabilizar entonces a los participantes, si es que no pueden visualizar su comportamiento más allá de los propios ritos?

Por supuesto que la vida no se concibe si no es con otros, y por supuesto que la vida con otros requiere la internalización de reglas. Esas reglas precisan un lenguaje y se cristalizan en ritos e instituciones. La permanencia de ellos configura un sistema. Pero la noción de que la cultura dicta instrucciones que el individuo no puede no acatar, no solo es reduccionista, sino peligrosamente expiatoria.

En primer lugar, no existe tal cosa como un solo sistema del cual todos somos parte en relación unívoca. Como individuos estamos atravesados por diferentes sistemas y subsistemas en diversas órbitas: religiosas, artísticas, laborales, deportivas, profesionales, familiares, sociales, tecnológicas, geográficas, sexuales, étnicas… Claro que amén de la participación en esos múltiples “espacios tribales” de las subculturas (runner, vegano/a, hípster, swinger, futbolero/a o fan del new wave ochentoso), existe una suerte de condición primaria de “ciudanía” que sirve de marco global, fijando los límites de lo posible y lo impensable en términos intraculturales. Pero ese marco requiere una interpretación del individuo para ser vivido, un modo particular de relacionarse con la institución y su regla.

Hay interpretaciones de esa relación que solo pueden acatar mandatos sin lugar para una mirada crítica. Hay otras más sofisticadas, más proactivas, más desafiantes, más rebeldes, más transculturales. La historia personal define ese modo de relación, las propias experiencias dentro y fuera de la cultura, la concepción que cada individuo tiene de su propia humanidad y su propia trascendencia. La calidad de las conversaciones que cada sujeto tiene consigo mismo, el tenor y el timbre de su propio lenguaje, ese que utiliza en la más absoluta soledad para “hablar con Dios” y reconocerse en su espejo… Continuar leyendo

25/04/17 Reflexiones # , , , ,
07/10/15 Reflexiones # ,

La locura es la regla y la cordura la excepción

Mi nombre es Luis Alberto y soy un convencido de que “la locura no es la pérdida de la razón” como vulgarmente se cree. Esto mismo decía el loco de Plaza Las Heras el día que lo vi por primera vez. Subido a un banco de madera, actuaba un discurso como si fuese un dirigente argentino del año 1954.

Las 12 hectáreas de la verde barranca que conforman el parque público ubicado en Palermo, fueron suelo de la Penitenciaría Nacional, hasta 1960. Para dicha década, el choque urbano era fuerte si se piensa en una cárcel en medio de un naciente barrio rico y elegante, razón por la que el edificio fue demolido.

“La Peni” (nombre popular) era una barriada, construida en 1870 según los planos del arquitecto Ernesto Bunge, bajo el modelo panóptico de Michel Foucault, donde vivían ex convictos y marginales varios y donde también se produjeron las famosas ejecuciones de presos “anarquistas peronistas” a cargo de las presidencias de facto.

Se dice que lo único que se conserva de ese entonces son las palmeras que se ven desde lejos. Pero no pienso lo mismo desde que conocí a este loco, que ante la ausencia de un nombre original he bautizado Roberto, en honor a Pettinato padre, el director mas “disparatado” que tuvo este penal.

Retomando el miedo (que hay entre nosotros y la libertad) a los estados poco habituales de la mente, definido por los budistas y mencionado anteriormente en Nachmanovitch, debo decir que en realidad, cada zona tiene un loco propio que se mimetiza con las características del barrio. Por ejemplo Beba, la loca de Palermo Hollywood, es una loca bien alimentada, come tantas veces al día como a bares se anima a entrar. El loco de Recoleta lleva tantas bolsas atadas al cuerpo, como vestidos tienen las señoras que caminan por Arenales y Libertad. Nuestro Roberto, es un loquito “cool”, es recoleto y palermitano. Su pelo es castaño claro y su contextura física es casi perfecta, viste una bermuda de jean bien canchera, unas gafas de moda y siempre está bronceado. Roberto sólo aparece en primavera y verano. Jamás se lo ve en otra estación. ¿Dónde irá durante el otoño y el invierno? Los vecinos de la plaza dicen que se va a preparar nuevos discursos a su casa, cuya dirección es un secreto absoluto.

“Yo que no estoy sino que soy loco, soy un alienado, me causan gracia los payasos que se creen democráticos, pero se oponen, como cualquier dictador, bueno o malo, a que los locos participen del gobierno…”, continuaba Roberto cuando lo conocí, una mañana que me escapé del trabajo a leer al aire libre. No hubo caso en concentrarme, porque él capturó toda mi atención. Sus movimientos, las manos arriba y abajo como director de orquesta, mirando hacia los lados de manera ceremoniosa. Se subía y se bajaba de los bancos, de la calesita que da a Juncal, iba de un lado a otro y cada tanto se sentaba en el pasto. Todo el tiempo simulaba que fumaba cigarrillos que pedía a los caminantes, hablaba y daba peroratas que no pude entender del todo pero todavía resuenan en mi cabeza.

“Yo prefiero ser loco a ser cuerdo. Nunca he pretendido serlo porque no soy un delincuente…”, decía. Un loco lindo.

La secretaria de la Iglesia de Loretto, la de Coronel Días y Juncal, que da la espalda a las canchitas de fútbol, asegura que el loco en realidad permanece todo el año en la plaza. “El perímetro del parque es su propia cárcel”, expresaba la señora ante mi pregunta. “No se sabe donde, pero el loco está ahí”.

La locura está siempre y en todos lados. Roberto me recordó a Artaud, un poeta admirable. Para este autor, la locura representaba una denuncia a la injusticia que reina en la sociedad. Decía que los locos son encerrados en psiquiátricos, en cárceles, para reprimir sus mentes iluminadas. Sostenía, que a los cuerdos les hace falta un poco mas de chifladura.  Y en eso, señores, yo estoy de acuerdo.

07/10/15 Reflexiones # ,
Desafios de la construccin