Desafíos
¿Cuáles son los desafíos del liderazgo en las empresas? Hoy y mañana. ¿Qué líderes necesitamos? En estas páginas encontrarás el puntapié inicial de nuestra propuesta y una reseña bibliográfica para alimentar la reflexión. “Desafíos” fue la idea de un newsletter primero, la de un blog después y finalmente la de una mesa de debate. Hoy esperamos que sea todo eso junto.

ciencia

06/06/17 Reseñas # , ,

Vivimos en dos mundos paralelos y diferentes: el online y el offline

Vivimos en dos mundos paralelos y diferentes: el online y el offline

Resumen de artículo de Zygmunt Bauman- mayo 2014

 

Elegí llamar ‘modernidad líquida’ a la creciente convicción de que el cambio es lo único permanente y la incerteza la única certeza. La vida moderna puede adquirir diversas formas, pero lo que las une a todas es precisamente esa fragilidad, esa temporalidad, la vulnerabilidad y la inclinación al cambio constante.

La incertidumbre es nuestro estado mental que está regido por ideas como “no sé lo que va a suceder”, “no puedo planificar un futuro”. El segundo sentimiento es el de impotencia, porque aun cuando sepamos qué es lo que debemos hacer, no estamos seguros de que eso vaya a ser efectivo: “no tengo los recursos, los medios”, “no tengo el poder suficiente para encarar el desafío”. El tercer elemento, que es el más dañino psicológicamente, es el que afecta la autoestima. Uno se siente un perdedor: “no puedo mantenerme a flote, me hundo”, “son los demás los exitosos”. En este estado anímico de inestabilidad, maníaco, esquizofrénico, el hombre está desesperado buscando una solución mágica. Uno se vuelve agresivo, brutal en la relación con los demás. Usamos los avances tecnológicos que, teóricamente deberían ayudarnos a extender nuestras fronteras, en sentido contrario. Los utilizamos para volvernos herméticos, para cerrarnos en lo que llamo “echo chambers”, un espacio donde lo único que se escucha son ecos de nuestras voces, o para encerrarnos en un “hall de los espejos” donde sólo se refleja nuestra propia imagen y nada más.

Hoy vivimos simultáneamente en dos mundos paralelos y diferentes. Uno, creado por la tecnología online, nos permite transcurrir horas frente a una pantalla. Por otro lado, tenemos una vida normal. La otra mitad del día consciente la pasamos en el mundo que, en oposición al mundo online, llamo offline. Según las últimas investigaciones estadísticas, en promedio, cada uno de nosotros pasa siete horas y media delante de la pantalla. Y, paradojalmente, el peligro que yace allí es la propensión de la mayor parte de los internautas a hacer del mundo online una zona ausente de conflictos. Cuando uno camina por la calle en Buenos Aires, en Río de Janeiro, en Venecia o en Roma, no se puede evitar encontrarse con la diversidad de las personas. Uno debe negociar la cohabitación con esa gente de distinto color de piel, de diferentes religiones, diferentes idiomas. No se puede evitar. Pero sí se puede esquivar en Internet. Ahí hay una solución mágica a nuestros problemas. Uno oprime el botón “borrar” y las sensaciones desagradables desaparecen. Estamos en proceso de liquidez ayudada por el desarrollo de esta tecnología. Estamos olvidando lentamente, o nunca lo hemos aprendido, el arte del diálogo. Entre los daños más analizados y teóricamente más nocivos de la vida online están la dispersión de la atención, el deterioro de la capacidad de escuchar y de la facultad de comprender, que llevan al empobrecimiento de la capacidad de dialogar, una forma de comunicación de vital importancia en el mundo offline.

El futuro de nuestra cohabitación en la vida moderna se basa en el desarrollo del arte del diálogo. El diálogo implica una intención real de comprendernos mutuamente para vivir juntos en paz, aun gracias a nuestras diferencias y no a pesar de ellas. Hay que transformar esa coexistencia llena de problemas en cooperación, lo que se revelará en un enriquecimiento mutuo.

Hallamos un sustituto a nuestra sociabilidad en Internet y eso hace más fácil no resolver los problemas de la diversidad. Es un modo infantil de esquivar vivir en la diversidad.

30/05/17 Reseñas # , ,

Cinco cosas que pasan en nuestro cerebro cuando navegamos por internet

Resumen de artículo publicado en BBC Mundo  – Tecnología- 9 mayo 2017

Cuando entramos en el ciberespacio, no siempre somos conscientes de que nos adentramos en un mundo virtual donde el tiempo pasa más deprisa. Allí pensamos y nos comportamos de manera muy distinta a como lo hacemos en el mundo real. La ciberpsicóloga forense Mary Aiken lo describe como un «mundo hiperconectado» en el que «todo se amplifica» (lo bueno, como el altruismo, y lo malo, como la delincuencia) y nos volvemos mucho más vulnerables. «La tecnología se ha infiltrado en cada uno de los aspectos de nuestra vida. Nuestros instintos nos fallan cuando entramos en el ciberespacio», escribe Aiken en su libro The Cyber Effect (2016), en el que habla del comportamiento humano en internet. «Estamos viviendo un momento histórico muy emocionante en el cual están cambiando muchos aspectos de la vida en la Tierra. Pero lo nuevo no siempre es bueno y tecnología no es sinónimo de progreso», dice la psicóloga, cuyo trabajo en el FBI e Interpol inspiró la serie televisiva CSI Cyber. Estos son algunos de los efectos que se han observado.

  1. «Puedo ser quien quiera ser» (desinhibición online): En internet nos ponemos el traje de superhéroes y nos desinhibimos, alentados por la sensación de anonimato. «Este efecto es muy interesante porque hace que la gente haga cosas en el mundo cibernético que no haría en el mudo real», le contó Aiken a la BBC. Los seres humanos somos menos amables en internet que en persona y más proclives a ofender a los demás.
  2. «No me conoces» (anonimato disociativo): ¿Conoces realmente a las personas con las que interactúas en internet? La mayoría de las personas en internet no saben quién eres. Cuando tenemos la posibilidad de separar nuestras acciones del mundo real y de nuestra identidad, nos sentimos menos vulnerables a la hora de abrirnos a los demás. Y este efecto tiene como consecuencia otros efectos, como el de la agrupación online. «En un estado mental menos inhibido, las personas con ideas afines se encuentran más fácilmente», explica Aiken.
  3. «No puedes verme» (invisibilidad): Internet nos otorga el poder de la invisibilidad, por eso somos más abiertos a la hora de compartir nuestras cosas con los demás. La oportunidad de ser invisible amplifica el efecto desinhibidor. No tienes que preocuparte sobre cómo te ves o cómo suenas cuando dices (tecleas) algo y puedes evitar el contacto visual. Otra de las consecuencias de esta invisibilidad es lo que Aiken llama «cibersocialización», una forma acelerada de socialización potenciada por las redes sociales y la manera en que nos comunicamos en internet. Y también la minimización de la autoridad.
  4. «¿Cuánto tiempo ha pasado?» (Distorsión del tiempo): «Haz esto la próxima vez que te conectes a internet: desconecta el reloj de tu pantalla y, de vez en cuando, ponte a prueba para ver si eres capaz de calcular con acierto el paso del tiempo», sugiere Aiken. ¿Cuánto tiempo necesitamos dejar de usar el teléfono y las redes sociales para que una desintoxicación digital sea efectiva? La razón es que internet modifica nuestro proceso de atención. A esta distorsión del tiempo habría que sumar el asincronismo del universo virtual: la interacción en internet no ocurre en tiempo real, y no tener que tratar con reacciones inmediatas hace que nos relajemos.
  5. «Es sólo un juego» (imaginación disociativa): En internet nos sentimos como personajes imaginarios que «creamos» y que existen en un espacio diferente, la dimensión digital. Es un mundo soñado, fuera de las responsabilidades del mundo real. Separamos o disociamos la ficción online de los hechos offline. Una vez que apagamos la computadora y volvemos a la rutina del día a día, creemos que se puede dejar atrás la identidad en el juego. ¿Por qué deberíamos sentirnos responsables de lo que ocurre en ese mundo de ficción que no tiene nada que ver con la realidad?
29/08/16 Reflexiones # , , ,

Neuroperonismo

Neuroperonismo

Mis amigos Peronistas dicen que lo suyo es un «movimiento», queriendo expresar con ello que se trata de una suerte de filosofía o credo político que aglutina diversas expresiones partidarias. Es todo y a la vez es nada, lo que estratégicamente constituye un activo de enorme importancia pensando en su capacidad de permanecer vigente y promover su propio «reciclaje». «Todos somos peronistas» es la expresión mayor de esta pretensión totalizadora y meta-politica, lo que de algún modo no deja de ser cierto en tanto el peronismo, así definido, ha efectivamente incorporado alguno de los principales rasgos de nuestra identidad nacional (dejo para otro espacio la reflexión sobre si se trata de rasgos positivos o de los otros).

Apenas tres semanas atrás recibí una encuesta para un trabajo de investigación que un ex colaborador se encuentra desarrollando para finalizar su posgrado. El tema: la neurociencia. La pregunta: ¿Utiliza la neurociencia en su trabajo? Esbocé la siguiente respuesta, Continuar leyendo

28/06/16 Reflexiones # , , , ,

Teoría del Conocimiento aplicada a la Medicina: Coherencia y Verdad. ¿El arte y la filosofía como superación de la ciencia?

Teoría del Conocimiento aplicada a la Medicina: Coherencia y Verdad. ¿El arte y la filosofía como superación de la ciencia?

Ryke Geerd Hamer nació el 17 de mayo de 1935. Es un médico alemán creador de la muy controvertida Nueva medicina germánica, que critica la medicina basada en evidencias y promete un muy elevado porcentaje de éxito en la cura de cualquier tipo de enfermedad.

Con Hamer, la enfermedad adquiere otro sentido. Deja de ser una agresión anárquica o una casualidad nefasta y pasa a ser un programa biológico de supervivencia. Si el organismo vivo tiene la capacidad de superar la prueba, asciende evolutivamente. Si no, desaparece. Es seguir la carrera que comenzó con el primer ser vivo hace millones de años. Según él, muchos tratamientos convencionales no tienen ningún valor terapéutico real y son peligrosos. También afirma que la investigación médica convencional es a veces no falsable y a menudo está al servicio de los intereses de las compañías farmacéuticas, lo que impide una investigación precisa de las causas y tratamiento de las enfermedades, e ignora el papel de la mente en la génesis de la enfermedad.

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21/06/16 Reseñas # , ,

El Cerebro Lector

El Cerebro Lector

Que el Hardware determina la capacidad de procesamiento del Software es una discusión agotada en el campo de la tecnología. Pero para las ciencias sociales, la capacidad de la cultura de moldear el cerebro humano de manera completa es un prerrequisito, y es lo que permite explicar el hecho que el “Homo Sapiens” haya podido “conquistar su propia naturaleza”. En su libro, “El Cerebro Lector”, Stanislas Dehaene arriesga una visión algo diferente, que cuestiona el paradigma de un cerebro hiperplástico, a la vez que explica cómo es posible que desarrolle “funciones” para las cuales no está absolutamente equipado. No solo hablamos del mundo que nos permite nuestro lenguaje (noción que le debemos a la Ontología) sino que reconocemos el lenguaje que nos permite nuestro cerebro. Pero la capacidad de interpretarlo no reside en el hardware propiamente, sino en el “reflujo neuronal”, una forma de uso de las partes del hardware que lo potencian. Contra el determinismo biológico pero también contra el relativismo cultural, se alza la voz de Dehaene para mostrarnos las posibilidades y las fronteras del aprendizaje. Escuchémosla desde su propio cerebro en el resumen que sigue…

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12/11/15 Reseñas # , , , , , , ,

Narciso y Goldmundo

Narciso y Goldmundo

De nuevo Hesse. Esta vez, la historia gira en torno al descubrimiento mutuo, lucha y conciliación final entre dos realidades -aparentemente antagónicas, más luego, complementarias: lo consciente y lo emotivo.

Los protagonistas de esta historia se caracterizan por llevar al extremo -esos- sus propios ideales: Narciso, como hombre puro lejos de la vida terrenal; Goldmundo, como hombre cercano a los goces sensitivos. En ellos queda representado lo racional y lo intuitivo, lo sensato y lo sensible, la ciencia y el arte.

En un diálogo que mantienen aún jóvenes, Narciso explica a Goldmundo: “Vuestra patria es la tierra y  la nuestra la idea. El peligro que os acecha es el de ahogaros en el mundo sensual; a nosotros nos amenaza el de asfixiarnos en un recinto sin aire”

Una vez más, presenciamos un encuentro frontal entre dos extremos para entender la vida. Lo que pasa y lo que hace que las cosas pasen, ambos se figuran en planos de importancia muy distintos. Esto es como la confrontación entre el mundo paterno, encarnado en el logos y la ciencia, y el arte maternal, que no representa una certeza sino una búsqueda de por vida. Ya lo mostraría también Borges, con su Historia del Gerrero y La Cautiva, aunque de forma distinta y con otras circunstancias, dejaba expuesto el mismo debate interno: lo razonable y heroico contra lo bárbaro y apasionado. Dando como resultado un cambio en su vida, en cada uno de los casos, ocurre por decisión de ellos mismos. Casualmente, a la obra de Borges, se la dice proveniente de un doble linaje alojado en las diferencias culturales entre padre y madre.

En definitiva, Hesse despliega en esta novela la controversia que nace del corazón de los hombres: la pretensión de poner orden en sí mismos a partir de la aceptación de lo que uno mismo es.
Lo hace a través de Goldmundo, quien re-orienta su vida ponderando sus sentidos, revelándose contra las imposiciones de un padre ausente, que le proyectaba culpas ajenas. Esta actitud liberadora a favor del cambio, nos invita a pelear por ser nosotros mismos, a elegir cómo vivir nuestra existencia, arriesgarnos y explorar nuevos caminos, sin importar cuántos peligros tengamos que sortear. En voz de Galeano «somos lo q hacemos para cambiar lo q somos…»

Como ya se nos ha dicho muchas veces, ningún extremo es sano. Pero en este caso, y en pos de obtener una moraleja, ambos personajes finalmente se precisan para completar sus vidas. El espíritu, sin un alma donde vivir queda habitando un mundo insustancial negado a explotar su potencial. Un alma desconectada de un destino, de un ideal que le transcienda, se limita a acumular acciones que no aportan a su desarrollo. De este modo, a pesar de que es Goldmundo el personaje atractivo sobre el que se ponen los acentos, permanece constante en nuestra conciencia, la presencia de Narciso a modo de guía que ayuda a no perderse en los cruces del camino y a reconocer que, en ocasiones, evaluar otras opciones puede ser la mejor opción:

“Ahora veo con claridad, por vez primera, que hay muchos caminos para el conocimiento y que el del espíritu no es el único y acaso no sea el mejor”, se sincera Narciso hacia el final de la historia.

Lo que está de un lado falta del otro, la diferencia y el movimiento serán la clave de la construcción.

24/09/15 Reflexiones # ,

Cambios y espacios virtuales

“La mayoría de las innovaciones de la era digital fueron fruto de la colaboración. Hubo muchas personas fascinantes involucradas, algunas de ellas ingeniosas y unas cuantas incluso geniales, pero lo interesante es ver como funcionaron sus mentes y que los hizo tan creativos, para entender como colaboraron y porque su capacidad de trabajar en equipo los hizo aún más creativos. (…)

La colaboración que engendró la era digital no se produjo únicamente entre colegas, sino también entre generaciones, así se transmitieron ideas de una cohorte de innovadores a la siguiente. (…)

Por último me llamo la atención el hecho de que la creatividad más auténtica de toda la era digital proviniera de aquellos capaces de conectar arte y ciencia. Ellos creían que la belleza importaba. Las personas que se sintieron cómodas en esa intersección entre la tecnología y las humanidades contribuyeron a crear la simbiosis humano-máquina que constituye el corazón de esta historia.”

De la Introducción del libro Los innovadores de Walter Isaacson

Carl Sagan muestra una bolita. Y aclara: “En esta canica estaba comprendido el Universo”.  Claro, el traductor de Carl Sagan dice “canica”, pues Carl fue doblado al español para Latinoamérica en algún estudio de Atlanta. Y allí se asume que la palabra “canica” favorecerá el reconocimiento del objeto que ahora nos muestra la cámara. Pero lo que yo veo es una bolita… En definitiva, Carl se refiere al hecho de que apenas unos segundos luego del Big bang, todo el Universo estaba comprimido en un espacio superdenso, que cabía en esa esfera de apenas 2 cm de diámetro.

Hoy, 13,800 millones de años luego del Big Bang, el Universo tiene un diámetro algo mayor. 90,000 millones de años luz, de hecho. Es decir, no alcanzaría su propia vida, para ser recorrido en su diámetro, viajando a la velocidad de la luz. Algo en la dinámica de la materia y la energía permitió que los espacios dentro del espacio se llenaran con crecimiento, conteniendo el tamaño preciso de la materia y la energía que lo ocupara.

Luego de guardar la bolita, Carl Sagan nos cuenta sobre Demócrito de Abdera, quien postuló por primera vez lo que luego se dio en llamar la “Teoría del átomo”. El amigo Demócrito concluyó que todo lo que existe está hecho de un conjunto de partículas irreductibles y micro infinitesimales, sobre el vacío.

O sea, lo que existe es vacío y puntitos con densidad casi cero, mínimos elementos de materia esencial, o sea casi vacío. La combinación de esos puntitos súper básicos y elementales, configura la materia, reunión espontánea, virtual y aparentemente sólida.

La materia inerte es ni más ni menos que la compleja unión de los átomos de algunos elementos, en cadenas lineales que se repiten a sí mismas en toda su estructura. Pero ay! La materia viva!  Los seres vivos somos la misma unión de átomos, pero en torno a un elemento especial. Un elemento que hace que los demás se asocien de múltiples formas, de manera compleja, no lineal, sino aleatoria, no repetitiva, sino “caótica”. Ese elemento que sirve de conector de todos los demás, cuya capacidad de conectar a otros es su rasgo distintivo, ese elemento que permite primero el origen de la vida y luego la maravillosa complejidad de la conciencia, se llama: CARBONO.

A menudo, al experimentar esos momentos en que la inercia le gana al cambio, tiendo a pensar que el cambio es en sí mismo un espacio virtual, cuyo volumen es ni más ni menos que el de la vida que contiene. Dicen que el espacio virtual por excelencia es el útero, que se agranda en la medida precisa de la evolución de la vida. Ni tan grande que la vida dentro de él se escapara sin contención, ni tan pequeño que aprisionara su propio proyecto a través de la asfixia.

Cruel descubrir que venimos de la casi nada, no? O todo lo contrario… Porque al fin y al cabo venimos de la nada y de puntitos que equivalen a casi nada, pero que se unen a través de un conector que los complejiza y les permite llenar un espacio virtual. Y ese espacio virtual crece con su propia complejidad y dinámica. Fue una vez “canica”, señores. Pero lo espera una posibilidad. La de ser más grande que el mismísimo Universo.

24/09/15 Reflexiones # ,
23/09/15 Reseñas # , , , , , ,

Hacia una visión estética del Liderazgo

Hacia una visión estética del Liderazgo

“El público se instala en las butacas. Se levanta el telón y durante algo menos de tres minutos se desarrollan unos diálogos insustanciales. Baja el telón y la gente sale al pasillo a fumar. Allí, inesperadamente, uno de los carameleros estrangula a un acomodador y hace saber a voz en cuello que se trataba del amante de su mujer. Intervienen el boletero y la chica del guardarropa. Entre todos van dando a conocer un drama complicadísimo. En cierto momento, la chicharra anuncia que ha terminado el intervalo. El público pasa a la sala. Allí tiene lugar otro acto de dos minutos y luego se invita a la gente a un segundo intervalo. En definitiva, la obra transcurre en el pasillo y finaliza con la muerte del caramelero. Los espectadores no siempre supieron captar esta sutileza, especialmente aquellos que, por no ser fumadores, permanecían en sus butacas durante los sabrosos entreactos.”

El Libro del Fantasma
Alejandro Dolina

Explorando sobre las relaciones de mutua determinación y reciprocidad entre el ARTE y la CIENCIA, evocamos al Pensamiento Clásico. Recordamos por ejemplo que en “Fedro”, Platón señala que la Idea de Belleza tiene un privilegio sobre las demás, pues mientras en la Tierra no hay imágenes de la Sabiduría, sí las hay de la Belleza. Las cosas bellas pueden apreciarse con la vista como sentido, mientras las cosas sabias no. Luego Paula señaló que en “Hipias el Mayor” el mismo Platón busca averiguar qué es la belleza a partir de la discusión entre el propio Hipias (Padre de los empiristas y relativistas) y Sócrates (racionalista y absolutista). Para el primero, lo bello se capta con los sentidos (digamos por ejemplo que lo bello es una muchacha hermosa). Para Sócrates, en cambio, la belleza es una Idea que se contempla con la inteligencia. Es la idea que permite que las cosas terrenales sean bellas. Hipias atiende a la apariencia, pero Sócrates bucea más profundo y nos invita a discriminar apariencia de esencia. Algo puede “parecer” bello y no serlo y también puede darse la situación contraria. Finalmente, para Platón, la justicia, la templanza y todas las demás Ideas o contemplaciones supraempíricas no tienen un reflejo en imágenes en este mundo. Pero, ay la Belleza! Ella en cambio brilla y la captamos mediante el más claro de los sentidos: la vista.

Siguiendo el concepto clásico, las formas, los colores y las melodías constituyen tan solo una parte de la belleza, pues en ella quedaban abarcados no solo los objetos materiales sino también elementos psíquicos y sociales, caracteres y sistemas políticos, la virtud y la verdad. La belleza ampliamente abarcaba no solo los valores que solemos llamar estéticos sino también los morales y cognoscitivos. Al fin de cuentas este concepto de lo bello difería muy poco del concepto del bien.

La concepción pitagórica de Platón, veía la esencia de la belleza en el orden, en la medida, en la proporción, en el acorde y en la armonía; concebía la belleza primero como una propiedad dependiente de la disposición (distribución, armonía) de los elementos y, como una propiedad cuantitativa, matemática que podía expresarse por números (medida y proporción). Platón explica que son la medida y la proporción, quienes deciden sobre la belleza de las cosas y les proporcionan unidad.

La filosofía moderna plantea definiciones sutilmente distintas. Para Kant “lo bello es lo que gusta sin interés”. Satisface necesidades. Para él, en el Bien no puede aparecer el interés, el único móvil del acto debe ser la buena voluntad. En su estética, Kant niega la belleza en cuanto algo que gusta con interés. Su imperativo categórico se trata de hacer el bien sin mirar para qué ni para quién. Por esto, cada uno se convierte en su propia autoridad moral.

Para incorporar un estímulo literario, en “El Juego de los Abalorios”, Herman Hesse lleva al extremo su visión dualista  entre el instinto y la razón, el sentir y el pensar. La trama gira en torno a un juego, que en ningún momento queda explícitamente desarrollado ni definido, pero del que sabemos manifiesta una combinación de, entre otras cosas, melodía, armonía, cálculos y filosofía destacándose por su extrema complejidad.  Deporte mental y  arte practicado por eruditos, que se desarrolló en respuesta al deterioro que sufrió la humanidad en el siglo XX (época que en el libro se denomina ‘folletinesca’). Del mismo modo en que con un ábaco se organizan cifras para efectuar operaciones matemáticas, los coloridos y multiformes abalorios se dispusieron en un pentagrama mediante el cual, se efectuaron composiciones musicales cada vez más elaboradas hasta poder representar todos los elementos formativos, ya sea desde complejas ecuaciones astronómicas hasta tesis filosóficas y análisis sociales.

El escritor, reflejado en el protagonista, Joseph Knecht, también va adquiriendo a lo largo del relato un liderazgo basado en la creatividad. Mientras se convierte en el Magister Ludi Musicae, el maestro del juego de abalorios, esboza “una sociedad que recoge y practica lo mejor de todas las culturas y las reúne en un juego de música y matemáticas que desarrolla las facultades humanas hasta niveles insospechados.”

05/09/15 Reseñas # , , , ,

Dos personas, la misma historia: Ada de Lovelace y Alan Turing

Dos personas, la misma historia: Ada de Lovelace y Alan Turing

La revolución industrial se basó en dos grandes ideas que resultaron trascendentales por su simplicidad. Hubo innovadores a quienes se les ocurrieron formas de simplificar esfuerzos dividiendo grandes tareas en otras, más pequeñas y más fáciles que pudieran realizarse en cadenas de montaje. Luego, comenzando en la industria textil, hubo inventores que encontraron formas de mecanizar los distintos pasos de modo que estos pudieran ser ejecutados por máquinas, muchas de ellas impulsadas a vapor. Basándose en ideas de Pascal y Leibniz, Babbage trató de aplicar estos dos procesos a la producción de cómputos, creando un precursor mecánico del ordenador moderno. Su salto conceptual más significativo fue la idea de que tales máquinas no habían de destinarse a realizar un proceso único, sino que, lejos de ello, podrían programarse y reprogramarse mediante el uso de tarjetas perforadas.

Ada de Lovelace había nacido en diciembre de 1815 en Londres. Hija de Lord Byron fue mantenida lejos de su padre al que solo pudo ver contadas veces, ya de adulta. Para exorcizar los demonios que su padre le habría transferido al nacer, y ya que la niña mostraba precozmente una sensibilidad particular, su madre la obligó a estudiar matemáticas. Para quienes no estén familiarizados con la vida de Lord Byron bastará una breve referencia a Wikipedia. Diremos simplemente aquí que el padre de Ada era tan parecido a Dionisio, el dios griego del vino y los excesos, cuanto  un ser humano puede serlo.

En su vida adulta, Ada supo ver la belleza y la trascendencia de la cautivadora noción de Babbage y formuló una idea aún más apasionante que se derivaba de ella: que tales máquinas podrían procesar no solo números, sino cualquier cosa que pudiera expresarse por medio de símbolos.

La realidad es que la contribución de Ada fue tan profunda como inspiradora. Más que el propio Babbage, ella fue capaz de vislumbrar un futuro en que las máquinas se convertirían en compañeras de la imaginación humana, tejiendo conjuntamente tapices tan hermosos como los del telar de Jacquard. Su aprecio por la “ciencia poética”, como ella misma definía las matemáticas, la llevó a valorar una propuesta de máquina calculadora que fue desechada por el estamento científico de su tiempo. En rigor, Ada había logrado percibir como la capacidad de procesamiento de semejante dispositivo podría utilizarse con cualquier forma de información.

El aporte significativo de Lady Lovelace fue lo que ella misma resume en el siguiente párrafo de sus Notas sobre Babbage: “Los límites de la aritmética se vieron superados en el momento en que surgió la idea de aplicar tarjetas. La máquina analítica no tiene nada en común con las meras máquinas de calcular. Ocupa plenamente un lugar propio. Al permitir a un mecanismo combinar símbolos generales en sucesiones de variedad y alcance ilimitados, se establece un vínculo de unión entre las operaciones de la materia y los procesos mentales abstractos.”

Es decir, en la máquina universal, supo ver que sus operaciones no tenían por qué limitarse a las matemáticas y los números. Ada señala que una máquina como la analítica podía almacenar, manipular, procesar y ejecutar cualquier cosa que pudiera expresarse con símbolos, palabras, lógica, música y cualquier otra cosa para cuya trasmisión se pudieran usar símbolos.

Otro aporte central de Ada fue el de determinar con gran detalle el funcionamiento de lo que hoy llamamos un programa. En la fascinante mente de Lady Lovelace esto era posible gracias al mecanismo de la tarjeta perforada. Se necesitaban 75 tarjetas para generar un número en la serie de Bernouli, y luego el proceso se volvía iterativo dado que el número era incluido en el proceso para generar el siguiente.

Finalmente Ada fue la primera en la historia del conocimiento humano en plantear la siguiente pregunta: ¿pueden las máquinas pensar? Su opinión era que no, “la máquina analítica no tiene en absoluto pretensión alguna de originar nada, puede hacer cualquier cosa que sepamos ordenarle. Puede desarrollar análisis cualesquiera de relaciones o verdades analíticas”. Un siglo más tarde esta aserción seria calificada como la “objeción de Lady Lovelace” por el propio Alan Turing.

Alan Turing fue aquel tardíamente reconocido matemático, lógico, criptógrafo, científico, filósofo y maratonista británico. Padre de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna. Se han escrito cientos de páginas sobre él, pero pocas acerca de lo fácil que es desvanecer de la memoria colectiva al hombre que “fracasa” (¡Que viva el fracaso!). El nombre de Turing se ha vuelto a celebrar mundialmente luego de que todos hayamos visto El Código Enigma. The Imitation Game, aquella maravillosa película con actuaciones fantásticas que tal vez, debe ser cuestionada respecto de la descripción de ciertas pretendidas características personales que se imputan al protagonista. Curioso que hayamos debido esperar a la ficción sobre la vida de Turing para objetarla y recuperar a partir de la crítica una descripción mucho más humanizada de la persona que resistió en las fronteras de la salud mental aún frente a los ataques de la terapia hormonal a la que fue sometido, sin volverse loco. Contrario al relato de la película, Turing superó el tratamiento, obteniendo avances en sus investigaciones de biología matemática, tenía poco de “inhumano”, poseía un gran sentido del humor, no manifestaba comportamientos sistemáticos de tiranización en su equipo, ni dejó morir al hermano de nadie…

La carrera de Turing tuvo su fin inmediato después de haber sido socialmente condenado por homosexualidad. Dos años más tarde se suicidó, según reza la versión oficial. Como Lady Lovelace, dueño de una personalidad artística, impuso su liderazgo en las ciencias. Las ramificaciones de sus contribuciones continúan inspirando a científicos y artistas contemporáneos y es esperable que su influencia se prolongue indefinidamente en el tiempo, continuamente debatida en un mundo fascinado por las potencialidades de la inteligencia artificial.

19/08/15 Reflexiones # , ,

Justo medio

Si pudiera componerse una sinfonía de la moral habría que diferenciar en ella dos movimientos: uno clásico y uno moderno. Serían dos momentos para explicar el criterio con el que definimos cual será un valor moral positivo para nuestra cultura y cual no. Entendiendo claro que sin valores morales no es posible sobrevivir, en tanto queda limitada nuestra capacidad de conectarnos con otros, hacer amigos, armar una familia, conformar una comunidad, desarrollar una nación, crear el mundo…

Pero volvamos a los criterios para distinguir valores morales. El criterio clásico nos guiaría al centro de un continuo para hallar la felicidad. Ni claro ni oscuro, ni mente ni cuerpo, ni trabajo ni descanso, ni exceso ni defecto. Para Aristóteles la virtud era un problema de “justo medio”, el punto de síntesis en que las cosas hallaban la combinación justa de elementos aparentemente contrapuestos. Mesura. Integración. Equilibrio. En rigor la teoría profunda de las religiones se basa en este concepto, desde donde se explica que la humanidad toda deriva de un Ser Supremo que es hibrido, a la vez hombre y mujer. Aún la religión Católica Apostólica Romana tiene ese origen; muy a pesar del estigma sexista que ha terminado por imperar luego de las múltiples ediciones de la Biblia, que nos han legado un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. En la modernidad, el criterio para identificar cuáles son los valores morales correctos se ha despegado de este modelo de matices. La Ley moral deriva de un mandato supremo que en el mejor de los casos funciona como un «imperativo categórico» tal cual lo enunciara Kant. Muchachos: actúen siempre como si el principio en el que se basa su acción pudiera convertirse en ley universal. La sociedad debe organizarse y para gobernar la acción de los hombres es menester que exista un polo que universalice la definición moral del comportamiento. Lo prohibido y lo permitido. Aquello que grabado en nuestra conciencia no nos permitiría actuar de otro modo, aún ante el colapso mismo de la sociedad. Kant nos ha regalado muchísimo, no hace falta decirlo. Pero también nos ha quitado. Y entre las cosas que Kant se llevó está precisamente la noción de los valores morales concebidos como un justo medio.

Y eso es un problema para la concepción de un liderazgo “moral” basado en la creatividad. Porque como hemos venido conversando la creatividad no es otra cosa que la múltiple conexión de puntos medios y diversos principios no universales. Tres ejemplos de liderazgo inmoral (en términos kantianos) se exponen en la Reseña que acompaña este envío y en la que acompañará el siguiente. Exponen las vidas de Oskar Sala, Ada de Lovelace y Alan Turing. Son historias de personas que estuvieron tan lejos del arte como de la ciencia y también muy cerca de ellos… Son personas que hicieron de la creatividad un valor moral y al hacerlo cambiaron sus comunidades y entonces crearon un Nuevo Mundo.

19/08/15 Reflexiones # , ,
Desafios de la construccin